Pobreza energética, riqueza política
Ante los claroscuros de los aguafuertes sociales es difícil no pensar en las 'puertas giratorias'
Teodoro León Gross
Jueves, 22 de octubre 2015, 11:33
Esta semana ha coincidido el primer frío y el Informe Robinson con el dato de España como cuarto país europeo con la electricidad más cara. ... Los contadores rulan a destajo, del Maestrazgo a Ribeiro, de Monfragüe al Val d'Aran, pero también en el sur tras la primera borrasca intensa del otoño. No en todas las casas, eso sí. En España hay cuatro millones de hogares que padecen 'pobreza energética' sin poder hacer frente al consumo necesario. Como suele suceder con los promedios estadísticos -ya ironizaba Jardiel que al comer un pollo de media, siempre hay quien ha comido dos y quien no ha comido nada- se dibuja una cartografía desigual: la pobreza energética duplica y hasta triplica en el sur a las comunidades más prósperas del norte. La benignidad de la naturaleza, que hizo a Ortega equivocar su diagnóstico andaluz, atenúa la dureza báltica o eslava, pero también aquí se dan estampas dickensianas.
Todo esto, según el Informe Robinson (The Oxford Institute for Energy Studies), está muy relacionado con la política. España es el país en el que más se ha incrementado el precio de la electricidad en la crisis, castigando sobre todo a los pequeños consumidores, mientras el presidente o su ministro pasan regularmente por el Congreso a negar la realidad. Sólo Alemania, Dinamarca e Irlanda tienen electricidad más cara que España; pero se trata de tres de los países con mejor paridad de poder adquisitivo, mientras España está en el furgón de cola sólo por delante de los dos peores 'pigs': Portugal y Grecia. La electricidad es demasiado cara; pero además la mitad de la factura de electricidad es ajena al consumo de electricidad. Es lo que Robinson denomina 'cuña gubernamental': impuestos, estímulos a las renovables, ayudas al carbón, todo eso. Cada hogar paga sesenta euros en la factura de la luz aunque no encienda siquiera una bombilla durante 5 minutos en dos meses. Ese es el hándicap: antes de empezar a consumir, ya son sesenta.
Ante los claroscuros de los aguafuertes sociales del informe, es difícil no pensar en las 'puertas giratorias', el correcalle que hay entre el poder y los consejos de administración de las eléctricas y otras energéticas: Aznar, Salgado, Solbes o Roca en Endesa; Pío Cabanillas o Carlos Espinosa de los Monteros, en Acciona; Felipe González en Gas Natural Fenosa como el marido de Teófila o Nemesio Fernández Cuesta; el marido de Cospedal en Iberdrola, donde Acebes o Manuel Marín; Hernández Mancha o Marcelino Oreja en Enagás, también Isabel Tocino; Josep Borrell o Luis Solana en Abengoa; José Folgado en Red Eléctrica... Naturalmente este retablo no explica el déficit de tarifa aunque sí que va a la factura. Los vasos comunicantes de la política y las energéticas definen un lobby donde el éxito de unos pocos es una derrota para casi todos. Un apagón moral.
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