EL MIRADOR

El Hospital de Bendodo

La cuestión sanitaria le quema a la Junta en Málaga, provincia andaluza peor dotada de camas

Teodoro León Gross

Martes, 13 de octubre 2015, 12:47

El éxito en política debe mucho al olfato. Ese don primario, «casi animal» como dice Iain Banks, permite detectar con claridad las oportunidades y anticiparse. ... En política eso resulta particularmente valioso, de ahí que pueda cotizar más un 'instinto de zorro' que un Máster por Princeton. Ese es el punto fuerte de Bendodo; y de hecho se acaba de cobrar una buena pieza a buen precio: el acuerdo para desbloquear el Centro Hospitalario de Alta Resolución del Guadalhorce. No se puede decir que la operación haya sido un prodigio de anticipación: el asunto lleva tres años en la mesa de negociación de la Junta, ya con olor a podrido. Pero Bendodo ha olfateado la oportunidad yendo a rematar ese balón servido desde el córner por una concejala de Ciudadanos: en tres días él ha desbloqueado ese hospital que la Junta tenía bloqueado desde hace tres años.

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Y ese gambito, como todo movimiento maestro en ajedrez, cambia además la lógica en el tablero: la Junta llevaba tres años sacudiéndose el problema al exigir al Ayuntamiento de Cártama que costease el vial de acceso y la instalación eléctrica para desbloquear la apertura, confiando sin duda en que el alcalde socialista no incordiara. Bendodo, al asumir esas obras para la Diputación, les ha reventado la coartada: devuelve el bloqueo a la Junta, que va a quedar en evidencia ya que carece de fondos para dotar de personal al centro, incluso desplazando especialistas desde el Clínico. Como con La Cónsula, detrás de la impostura de los discursos se percibe el vacío de la caja. Y la onda expansiva de Bendodo tiene más alcance: él, un hombre del PP, ha resuelto en tres días con este alcalde socialista lo que la Junta bloqueaba mientras los dirigentes del PSOE de Málaga callaban durante años para no incomodar a los jefes de Sevilla, escondidos como 'conejos'. o como 'heredias'. Han quedado como el Tato, mientras Bendodo le ha puesto su sello al hospital.

La cuestión sanitaria le quema a la Junta en Málaga, provincia andaluza peor dotada de camas. Este hospital es una promesa de Chaves en 2005; y más de diez años después sigue cerrado. La inauguración ha servido de señuelo en las elecciones de 2008, de 2012, a pesar de presupuestar una cantidad absurda, y en la campaña de la primavera 2015, cuando la presidenta revendió el camelo. La realidad es que ocho años después de la fecha de apertura sigue sin fecha de apertura. La hemeroteca rescata un cruel itinerario de promesas. Es, pues, un clásico éxito del socialismo andaluz: todo sobre el papel. Claro que el PSOE tiene perdido medio valle, y difícilmente conservará lo demás. El Guadalhorce es una huerta maravillosamente fértil de tomates huevo de toro, manzanas starking que parecen pintadas por Magritte o harinas como polvo de oro blanco, pero más de cien mil almas esperan ver florecer el hospital acabado hace años. Y de momento sólo florece la flor de Bendodo.

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