Rajoy con alma
Es el último fetiche retórico de los cabezas de huevo para tratar de revertir la mala imagen del partido
Teodoro León Gross
Miércoles, 7 de octubre 2015, 12:38
Rajoy ha decidido predicar 'la economía con alma'. Qué cosas. Nadie hubiera imaginado algo así de este sobrio registrador de provincias creyente en el orden ... y la buena cuna. Pero, tranquilidad, no es que el presidente se haya alistado a los sesenta en la 'economía humana', bajo los postulados mesiánicos del profeta Mujica, para difundir su mensaje. Nada de eso. Rajoy no se ha caído del caballo camino del Damasco del 20-D, recibiendo la revelación pascaliana '¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?' para entregarse desde ahora al pastoreo espiritual. Sencillamente intenta ganar las próximas elecciones. Esto no va de teología sino de marketing. La 'economía con alma', nueva versión de 'la piel' de Floriano, es el último fetiche retórico de los cabezas de huevo para tratar de revertir la mala imagen del partido. Ya sólo les queda acogerse al poder taumatúrgico de las palabras.
No parece fácil pasar de apóstol de la austeridad a profeta de la 'economía con alma'. O, más bien, no parece fácil hacerlo y que resulte creíble. Durante tres cuartas partes de legislatura, el mantra ha sido «el control del déficit es la clave de bóveda», con más o menos éxito pero con absoluto entusiasmo; y sin embargo a última hora, después de cinco fracasos electorales, han enterrado los viejos eslóganes para probar fortuna con la partitura amable del alma. Toca talante, qué ironía. Y al menos hasta el 20-D se trata de convocar el espíritu buenrollista de la economía, como quien hace Ouija con el diccionario, para lavar el cartel de 'Nasty Party' (Partido Desagradable) como denominó Theresa May al grupo Conservador, siendo ella 'chairman', por su impopular imagen de casta antisocial.
La sociometría, como el algodón del mayordomo, no engaña: el PP tiene un agujero negro del tamaño del V404Cygni en el electorado joven. Esta nunca ha sido su mejor clientela, pero ya es casi cero porque Ciudadanos acapara ese voto y avanza en otros segmentos. La obsesión de Génova es cortar ahí la sangría, pero la estrategia de clonar a Rivera con Casado, Levy y Maroto no ha funcionado porque en definitiva el rostro es Rajoy, que padece lo que Max Weber denominaba 'rutinización de carisma', en el supuesto de que se pueda usar 'carisma' y 'Rajoy' en el mismo sintagma. Por demás, al margen de la erosión por la imagen de 'Nasty Party', no se puede vender seriamente 'el fin de la crisis' a los jóvenes mientras el 50% está en paro, como decía Stiglitz, Nobel de Economía, días atrás. Por más que Jeff Chang, autor de 'Generación Hip-Hop', sostenga que los jóvenes son más sensibles al marketing que a la política, es difícil que cuele. Ahora está por ver el impacto de Rajoy cantando en los mítines por Los Panchos: «Oye esta canción que lleva alma, corazón y vida, esas tres cositas nada más te doy.». Es su última bala.
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