Málaga, otro planeta
Como los módulos provisionales instalados hace treinta años en Los Asperones para realojar chabolistas...
Teodoro León Gross
Martes, 6 de octubre 2015, 12:30
«Los hombres y mujeres que llegarán a Marte han nacido ya», decía ayer aquí el astrónomo malagueño Alberto Castro Tirado, director de la red ... de telescopios robóticos. En cambio, los hombres y mujeres que puedan llegar a calle Mármoles en la línea 3 del Metro seguramente no han nacido todavía, y quizá no lo hagan hasta la próxima generación.
Marte ya parece más cerca que el Campamento Benítez. De hecho parece más avanzado lo del planeta rojo que los Baños del Carmen. El viaje comenzó a debatirse en los sesenta, como Arraijanal, que sigue atascado. Claro que hay lugares donde el mundo progresa rápido y lugares donde el progreso debe dar más rodeos que el prota de Dallas Buyers Club. De hecho ese titular de «los hombres y mujeres que llegarán a Marte ya han nacido» figuraba en la página 17 del periódico, entre las sanciones por los excrementos de perro en la vía pública, el récord de casos de racismo en Andalucía, la medalla del Gobierno a no sé qué Virgen, el hospital cerrado sine die en el Guadalhorce, los problemas de basura en el Soho... Marte, visto así, no parece un lugar tan inhóspito.
De hecho ya se ha resuelto el problema de la vivienda en Marte, y aquí estamos con el chabolismo bajo el puente del río. Los módulos para el planeta rojo son ingeniosos; como los módulos provisionales instalados hace treinta años en Los Asperones para realojar a los chabolistas de la Estación del Perro, Puente de los Morenos y los corralones de Martínez Maldonado y Castilla. En 2007, veinte años después, la Junta y el Ayuntamiento hicieron un plan de choque para desmontar los módulos temporales colindantes con el vertedero de la ciudad como en los infiernos tercermundistas -total, veinte años no es nada, según el tango de Gardel y Le Pera- pero diez años después quizá tendrán que presentar un plan de choque para hacer el plan de choque, porque ya va para treinta. Han pasado tres décadas, tres alcaldes, nueve corporaciones, y Los Asperones sigue ahí, un gueto marginal donde la droga es la mejor forma de integración social, sacudidos por noticias de violencia o maternidad infantil. Eso sí, con el tiempo pusieron un cementerio cerca, como si hubiera que recordar que aquello a lo sumo es la penúltima estación a la muerte. Esto también es otro planeta.
La vida en Marte sólo es apta para bacterias; o sea, como la desembocadura del Guadalmedina. De momento, lo de ir allí, al planeta rojo, se plantea tipo 'viaje sin retorno', casi como los desplazamientos en fin de semana a Torremolinos o Plaza Mayor. Claro que el paralelismo de Málaga con Marte, seco como Las Virreinas, incierto como Hoyo de Esparteros, inhóspito como Soliva, sólo es un capricho. Con todo, hay algo seguro: los primeros habitantes de Marte quizá hayan nacido, pero de momento uno puede sentirse aquí a ratos como un marciano. Sobre todo los día de pleno municipal.
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