EL MIRADOR

¡Al agua, pactos!

'El día de la marmota' se lamenta Cassá, que se desayuna a diario los vaivenes del Metro o los DirDis

Teodoro León Gross

Miércoles, 30 de septiembre 2015, 12:38

Hace una semana el alcalde anunció su propósito de proteger la continuidad del Instituto Municipal del Libro. Parece loable. Sólo hay un pequeño inconveniente: él ... mismo firmó un pacto de investidura donde se comprometía a su desaparición. Y no se trata de un 'pacto de caballeros' extravagante en la timba de tahúres de la política, como decía Baroja, sino de un pacto formal sellado en público como contrapartida para ser alcalde. Ahora puede proclamar que lo hizo con «poco entusiasmo», pero su estado de ánimo es irrelevante. Da igual que firmara con resignación, euforia, melancolía o con ganas de abrazar farolas. El caso es que firmó, y la definición de pacto en el diccionario de la Academia parece simple: «1. m. Concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado». ¡Cumplir lo estipulado! El alcalde va a tener que hacérselo ver, porque lleva tres meses sin pillar esa parte.

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El Instituto Municipal del Libro ha caído en el peor lugar posible: el campo de batalla de la política. Ahí lo que suceda no dependerá de su trayectoria o de la gestión de Alfredo Taján, un tipo brillante y, sí, también elitista, como suele suceder con la Literatura en mayúsculas, capaz de dar lustre a un presupuesto raquítico. Cassá a estas alturas ya estará persuadido del valor de Taján y el IML, ponderado aquí por el escritor Antonio Soler en su columna dominical, pero políticamente está bastante maniatado. Tras verse toreado por el alcalde, ha tenido que poner pie en pared elevando a símbolo no transigir con el Instituto del Libro. De hacerlo, parecería estar ahí a cuatro patas mirando a Utrera.

Un viejo presidente italiano, país donde los pactos políticos pueden ser mucho más sofisticados que los guionistas de Borgen, dijo en cierta ocasión, parafraseando a Goethe, que no se trata de estar de acuerdo en todo, sino de estar de acuerdo en recorrer el mismo camino. Pero el alcalde hasta ahora ha sido un compañero de viaje más bien desleal. Un conmilitón de Cassá me resumía el descontento con dureza: «Pensábamos que era un señor, y ahora sabemos que es un señor mentiroso». La herida escuece. 'El día de la marmota' se lamenta Cassá, que se desayuna a diario con los vaivenes del Metro a los DirDis. De la Torre ya le ha puenteado con Podemos intercambiando un gerente por la Invisible; y con los socialistas comprando el sí al Polo Digital por dos millones en ascensores que debería sufragar la Junta. Es un artista. Y además juega con cartas marcadas, porque sabe que C's no unirá su voto a Podemos y PSOE, dejando a la ciudad sin presupuesto, antes de las elecciones. Esto complica más salvar el IML, mientras Cassá ha entendido lo de Aquiles a Héctor en Troya: «Ahora ya sabes con quien peleas». De la Torre es un enemigo duro, pero como aliado es realmente temible.

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