Postales del pasado
Lo mejor de 'Estampas de Málaga' ha sido no caer en la tentación del tributo nostálgico a la vieja ciudad
Teodoro León Gross
Viernes, 18 de septiembre 2015, 12:33
El periódico regala estos días una colección deliciosa de fotografías que, a través del túnel del tiempo, rastrean la arqueología sentimental de la ciudad. Esas ' ... estampas de Málaga' jalonan un álbum de la memoria; como si el pasado devolviera postales de la vieja ciudad contra la tentación del adanismo. Málaga no se inventó ayer, con líneas de metro o wifi, sino hace tres mil años. Entender a dónde va una ciudad pasa por saber de dónde viene. Y a menudo la memoria está distorsionada por la voluntad. Se tiende a recordar selectivamente. En 'Tal como éramos', la mítica canción de Barbra Streisand, se sintetizaba esa perversión: «Lo que era demasiado doloroso recordar, decidimos simplemente olvidarlo». Claro que eso no retrata 'como éramos'; si acaso, 'como pudimos haber sido'. Es una trampa que el periódico ha evitado inteligentemente. Su colección de viejas fotografías no se queda en aquella Málaga cosmopolita de la aristocracia de la Alameda o las villas elegantes de apellidos centroeuropeos en El Limonar; también retrata las inundaciones devastadoras de 1907 o la miseria de La Coracha o los muelles hediondos de la fachada portuaria. Tal como éramos realmente.
Hace tres décadas, en mi primera visita a Manhattan, me deshice de la guía de viaje y compré 'New York Then and Now', un libro que retrataba la ciudad en el presente y un siglo atrás. Era maravilloso pasear por Broadway, Madison Ave, Grand Central en la 42 o el viejo barrio de Hell Kitchen, y ver a la vez esos lugares cien años antes. No es raro que Fox Talbot patentara la fotografía en 1841 como calotipo, de 'kalos', bello. Hay algo inexorablemente hermoso al asomarse al pasado. Pero detrás de la belleza late la realidad implacable; calles sin saneamiento, desnutridas, incendiadas por alguna clase de batalla, a merced de la violencia o el azar. Hay que saber mirar atrás sin caer en la nostalgia ingenua de los paisajes perdidos.
Si las especulaciones futuristas casi siempre se deslizan por los desfiladeros de la fantasía (desde hace algún tiempo, varias universidades en Inglaterra colaboran en una estupenda 'Historial Visual del Futuro', como la Odisea del Espacio de 2001 o Los Ángeles en 2019 de Blade Runner), también se suele tener una idea distorsionada del pasado. Se tiende a pensar con encanto irreal en el Londres de Dickens o el París de Zola, o en la Málaga de la que se fue Picasso, una ciudad sin embargo miserable. Los primeros fascículos han bastado para vacunar al lector contra el bucle melancólico. Lo mejor de 'Estampas de Málaga' ha sido no caer en la tentación del tributo nostálgico a la vieja ciudad, sino apostar por el afán periodístico de la realidad. Mirando atrás, se entiende el presente y se deduce, sin duda, que lo mejor de Málaga está por venir.
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