EL INSTITUTO MUNICIPAL DEL LIBRO Y DEL TAXI
Martín Moniche
Miércoles, 17 de junio 2015, 12:22
La revolución naranja parece que se queda en amarillo-naranja. Las condiciones del señor Cassá, que pasó de querer ser alcalde a pedir la bajada ... de sueldos de los máximos gerentes del Ayuntamiento (aquellos que cobran más que el propio de la Torre), a la eliminación total de los cargos de confianza y prácticamente a la anunciación de un nuevo tiempo, ha acabado en volver a colocar al alcalde que ha conseguido que el Partido Popular pierda en la provincia 40.000 votos. Después de quince años gobernando, parece que en el listado de intenciones de la nueva formación no aparecía lo del mandato máximo de ocho años en el mismo cargo; algo que debe ser prioritario cuando hablamos de regeneración política. Utopías aparte, ya que hemos bajado el listón de las exigencias, lo que le pido al señor Cassá es que no vuelva a comparar el Instituto Municipal del Libro con el del Taxi. No sé exactamente cual son las funciones de este último, lo que si tengo claro es que los taxis en Málaga son más caros que en Madrid y que de noche desde la Plaza de la Merced hasta el Molinillo la carrera asciende a diez euros prácticamente sin posibilidad de pagar con tarjeta; con lo que me gusta gritar: ¡taxi! El Instituto Municipal del Libro es un organismo cultural que no se puede uno ventilar de la noche a la mañana. Durante muchos años en los que esta ciudad no vivía en una burbuja cultural, el IML ha desarrollado una programación literaria de amplio nivel y prestigio, siendo su actual director Alfredo Taján, uno de los pocos escritores malagueños que se conocen fuera del Puerto de las Pedrizas. Personaje controvertido y bohemio, su vida nada tendría que envidiar a la del propio Jaime Gil de Biedma, o tantos otros escritores y poetas que hoy veneramos. Violentamente culto, ha desarrollado programas de éxito como Poesía del Rock y fantásticas ediciones que desaparecen cuando el propio director se las olvida en algún refugio de la ciudad. Al final en la negociación paga la Cultura. Mediten la decisión de acabar con esta institución. Se equivocan.
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