Sí, quiero

La formación naranja, tras haberse dejado querer por los socialistas, dice no conceder un cheque en blanco a la presidenta en funciones del ente autonómico en la que será su décima legislatura, sino limitarse a actuar desde la responsabilidad de propiciar estabilidad en Andalucía asumiendo 'riesgos'. Escollos que pasarían por sufrir cierta erosión en clave electoral que ya vaticinan sus responsables, a partir del simple hecho de pronunciar el «Sí, quiero» la hasta ahora despechada novia.

Aunque como siempre hay que buscar una lectura positiva que confronte a una negativa, entienden la adhesión a Díaz como un punto a su favor ante aquellos que piensan que Ciudadanos representan la marca blanca del Partido Popular, a través de uniones como la que han suscrito ambas fuerzas políticas en la Asamblea de Madrid.

Con todo, en su defensa, el partido de Albert Rivera dice haber arrancado de los socialistas andaluces, -a quienes los ERE y otros episodios de corrupción parecen no pasar factura ante quienes se dicen garantes del fin de la misma-, el compromiso de personarse como acusación particular ante casos de esta índole.

Claro, que bien valdría haber planteado esta premisa con carácter retroactivo o mayor contundencia en las exigencias planteadas respecto de los expresidentes Chaves y Griñán procesados por el Tribunal Supremo, hasta tanto se concrete su imputación. Pelillos a la mar.

Así las cosas, los anillos ya se han comprado y la boda se oficiará a las seis de la tarde de este jueves en San Telmo, en presencia de un sinfín de invitados.

Muchos de ellos, tienen aún incierto el futuro inmediato hasta que dos días después se constituyan los ayuntamientos andaluces. Consistorios en los que el futuro sigue en el aire y puede haber sorpresas de toda índole de aquí a entonces, amén de entendimientos en de otro color político en varias capitales de provincia o municipios en los que son llave de gobierno. Su «Sí quiero», volverá a ser clave entonces.