Pasar página
Isabel Naranjo
Miércoles, 27 de mayo 2015, 13:13
Isabel Pantoja se dispone a disfrutar de su primer permiso penitenciario tras medio año en prisión cumpliendo condena por la pieza separada de la 'Operación ... Malaya' en la que la Audiencia de Málaga le impuso dos años de cárcel por blanqueo de capitales. El tiempo vuela y ha cumplido ya un cuarto de condena, aunque para la tonadillera se haya hecho eterno cada uno de los días que ha permanecido entre rejas, amén de los que le restan por vivir privada de libertad.
Pese a la lentitud con la que a veces parece actuar la Justicia, está a la vuelta de la esquina el día en que la cantante y los otros seis condenados en esta causa hayan satisfecho sus condenas, no así el medio centenar de penados en la pieza central de la trama de corrupción destapada en torno al Ayuntamiento de Marbella, en la que se impuso penas de cárcel que suman más de ciento treinta años de prisión y multas económicas que superan los 450 millones de euros.
Están a la espera de que el Tribunal Supremo dicte sentencia definitiva, más de dos años después de que la Audiencia Provincial hiciera lo propio a través de un fallo de más de cinco mil folios que revisa desde entonces el alto tribunal.
Peor aún es la incertidumbre con la que viven su futuro los imputados en la 'operación Astapa' con epicentro en la vecina Estepona, y cuya instrucción parece estar en el limbo a tenor de las continuas dilaciones que ha sufrido un procedimiento tutelado hasta la fecha por tres magistrados distintos, según lamenta el propio Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en su memoria de de 2014.
Con todo, el TSJA dice estar dispuesto a adoptar en el año en curso medidas que 'aceleren al máximo' la instrucción de procedimientos 'ya antiguos'. Pues bien, a punto de consumir prácticamente la mitad del ejercicio, no parece que haya posibilitado ese propósito. Entre tanto, políticos, técnicos, empresarios y personas que tratan a duras penas de permanecer en el anonimato ansían la llamada del juez instructor para poder declarar y defenderse ante un episodio que sacudió hace ocho años a un municipio en el que al menos sus vecinos sí parecen haber pasado página y contribuido a través de las urnas a consolidar la estabilidad institucional que durante años, en épocas no muy lejanas, tanto se tambaleó.
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