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Alergias todo el año

La alergia es una respuesta exagerada del organismo, en la cual están implicados mecanismos inmunológicos, frente a sustancias que en condiciones normales no resultan nocivas

JOSÉ LUIS DE LA FUENTE MADERO. ALERGÓLOGO. PRESIDENTE DEL COMITÉ ASESOR CIENTÍFICO DEL COLEGIO DE MÉDICOS DE MÁLAGA

Lunes, 30 de marzo 2015, 11:58

Cada año, en el inicio de la primavera, la atención de muchos de nosotros se dirige hacia las alergias, y los medios de comunicación se hacen eco de ello. En realidad, las alergias están presentes a lo largo de todo el año, pero es en estas fechas cuando resultan más visibles. Sencillamente, porque algunas de las plantas que liberan al exterior el polen en primavera son responsables de un gran porcentaje de alergias respiratorias en nuestra población.

La alergia es una respuesta exagerada del organismo, en la cual están implicados mecanismos inmunológicos, frente a sustancias que en condiciones normales no resultan nocivas ni representan ningún peligro. El sistema inmunológico tiene entre sus funciones la de defendernos de amenazas externas (como son los gérmenes productores de enfermedades infecciosas). En este caso, podemos decir que se extralimita en su actuación: reacciona frente a sustancias inocuas como si fueran sustancias peligrosas, y pone en marcha procesos que terminan causando un daño innecesario. La alergia es, por tanto, una respuesta inmunológica exagerada frente a sustancias externas que para la mayoría de la población son inocuas.

Esas sustancias capaces de desencadenar una respuesta alérgica reciben el nombre de alérgenos. Un alérgeno es una sustancia que, al introducirse en el organismo, desencadena una respuesta alérgica. Hay gran cantidad y variedad de alérgenos.

Las manifestaciones clínicas de la alergia también son diversas, pudiendo afectar a distintos órganos y aparatos, y dependen, entre otros factores, del tipo y características del alérgeno y de la vía por la que éste accede al organismo.

Los que acceden por vía respiratoria reciben el nombre de alérgenos inhalatorios o aeroalérgenos. Se trata de sustancias vehiculizadas por el aire que pueden causar alergia al ser inhaladas. Entre ellas están las partículas procedentes de los ácaros del polvo doméstico o de otros artrópodos (como las cucarachas), pero también otras de procedencia diversa como los epitelios de animales y los hongos (cuyas esporas pueden igualmente ser vehiculizadas por el aire).

Los ácaros del polvo doméstico son arácnidos microscópicos que viven en el polvo de las casas. Como el resto de artrópodos (grupo de animales al que pertenecen también los insectos), tienen un esqueleto exterior que da consistencia a su cuerpo: fragmentos desprendidos de este esqueleto, así como sus excretas, son las sustancias que el aire transporta y que pueden desencadenar síntomas de alergia en algunas personas. Estos ácaros proliferan en condiciones de temperatura elevada y alto grado de humedad ambiental, por lo que el clima de la Costa del Sol les resulta ideal. Las medidas dirigidas a disminuir la presencia de polvo y a reducir la humedad del ambiente disminuyen la cantidad de ácaros en el interior del domicilio.

Entre los aeroalérgenos están también los pólenes. El polen es la célula reproductora masculina de las plantas, que en ocasiones es vehiculizada por el aire. La mayor parte de ellos está presente en el ambiente sólo durante determinado periodo de tiempo al cabo del año (decimos, entonces, que son alérgenos 'estacionales'). Es el caso, por ejemplo, del polen de las cupresáceas (plantas como el ciprés), que está presente en las últimas semanas del invierno, o del polen del olivo y las gramíneas, que son algunos de los pólenes típicos de primavera y que están entre los que más frecuentemente causan alergia en España. Las personas alérgicas a pólenes deben conocer la época de polinización de la planta que les afecta (es decir, saber cuáles son los meses del año en que ese polen está libre en la atmósfera), y tomar entonces una serie de precauciones encaminadas a respirar ese polen lo menos posible: limitar las actividades al aire libre durante ese periodo, viajar con las ventanillas cerradas cuando se utilice el coche, ... En casos extremos, existen mascarillas con filtros anti-polen, que pueden llevar puestas cuando tengan que permanecer en exteriores.

Respecto a la alergia alimentaria, teóricamente casi cualquier alimento puede producir sintomatología, pero destacan por su frecuencia las frutas, frutos secos, legumbres, hortalizas, cereales, leche y derivados, pescados y mariscos, huevo y determinadas carnes. Puesto que en el ser humano no podemos separar la nutrición (el mero acto biológico de incorporar al organismo los nutrientes necesarios) de los condicionantes culturales y sociales (que constituyen el fenómeno de la alimentación), la alergia alimentaria tiene una serie de implicaciones que van mucho más allá de las puramente biológicas, y en relación con ellas hay diversas asociaciones de pacientes que realizan una labor excelente con el objetivo de mejorar la calidad de vida de estos enfermos.

Así como en los niños la alergia a alimentos es la causa principal de reacciones alérgicas graves (anafilaxia, potencialmente mortal si no se actúa a tiempo), en los adultos tienen más protagonismo como causa de anafilaxia la alergia a veneno de himenópteros y la alergia a medicamentos.

Además de la evitación del alérgeno cuando resulta posible, y del tratamiento sintomático, a veces las personas alérgicas pueden beneficiarse de la llamada inmunoterapia (coloquialmente, las 'vacunas de la alergia'), consistente en inducir tolerancia del sistema inmunológico frente al alérgeno mediante la introducción de forma controlada de cantidades progresivamente crecientes de éste.

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