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INDUSTRIA Y POLÍTICA

Lalia González

Lunes, 9 de junio 2014, 13:01

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El índice de producción industrial de Andalucía (IPIA) ha crecido un 11,3% en tasa interanual, pese a caer seis décimas en abril. La gráfica que muestra la estadística oficial desde 2013 es dramática y traza más allá de los fríos números, la desolación de nuestra economía y, por tanto, de nuestra comunidad. Tendemos a creer que estos indicadores periódicos pertenecen a la estratosfera, pero son pura vida. Miden la temperatura social también, de manera indirecta. En concreto en la industria, que es la gran asignatura pendiente de nuestra región, mejores datos significan más empleo y más empleo significa, obvio es decirlo, mejor sociedad, en este ámbito con un componente añadido de calidad y estabilidad, como se ve en los resultados de la aeronáutica que esta semana hemos podido comprobar.

El dato se conoció este viernes, justo cuando el presidente de Iberdrola hacía a Susana Díaz el regalo de una foto con el anuncio de un valiosísimo contrato para los astilleros de Cádiz. Otro de los grandes mandarines de la economía española da su apoyo a la presidenta andaluza, mientras ésta deshoja la margarita de su futuro y todos los salones especulan con lo que hará. El tiempo corre veloz y el viernes, día límite, se acerca.

Las tácticas políticas, los calendarios, las variables orgánicas están sobre la mesa. La decisión no ha sido aún tomada, insisten los más íntimos, pero se abre paso la idea de que Andalucía es lo primero, porque sin ella el PSOE pierde la base, y de que la presidenta es joven y su momento llegará haciéndose fuerte aquí.

¿Importa en este contexto de verdad el argumento económico? ¿Qué otra cosa hay que crear empleo y generar riqueza? Si Susana Díaz ha logrado despertar interés y confianza en los tiburones del Ibex 35 más que una baza personal debe ser un activo para la recuperación. Aquí queda mucho por hacer. Lo dicen las gráficas, lo dice la calle. Porque la semana que viene, y la otra y la siguiente, el reto de la política es demostrar su utilidad de manera palpable. La ciudadanía se ha vuelto impaciente y apremia a ofrecer resultados.

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