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Por mucho que quieran convencernos, no es lógico. No puede ser lógico. El Gobierno ha sacado adelante en el Congreso una ley para mitigar el ... efecto de los aranceles de Trump, que no se sabe aún si llegarán, por cierto, con el apoyo de última hora de Junts, el partido del fugado Puigdemont, ese señor que debería estar en la cárcel y a quien desde el partido en el poder de nuestro país se acude de vez en cuando a rendir pleitesía. Malditos 7 votos. Y ha sido un voto afirmativo, como cualquier otra ley que se presente en la Carrera de San Jerónimo, siempre y cuando Cataluña tenga un 20 por ciento más que el resto de las comunidades españolas, incluida, lógicamente Andalucía.
Es verdad que los que entienden de la cosa económica afirman que la ley aprobada es una cortina de humo, otra más del funambulista Sánchez, porque son préstamos y no ayudas, y porque aún lo de los aranceles está por ver, analizar y cuantificar. Pero el coraje es que sea lo que sea, los separatistas catalanes han perdido ya cualquier pudor, y amparados en el 'cariño' de La Moncloa, no tienen ningún reparo en decir que «sí, pero con más», o sea con un 20 por ciento más. Que si a Andalucía le dan 80, nosotros queremos 100. Duele y fastidia. Mucho. Sobre todo que se diga con total impunidad, como si fuera lo normal del mundo, cuando no lo es. Miedo me da que esto tenga 'efecto simpatía' en otros campos de nuestra vida. Es más, si hubiese sido así, ya les digo que el Málaga, con el 20 por ciento menos, no estaría en Segunda División y sí el Nástic de Tarragona.
Seguro que lo hubieran pedido, y miedo me da pensar que lo hubieran conseguido, porque, por ejemplo, el Barcelona, por los mismos problemas burocráticos del Málaga CF hace dos temporadas, ha podido inscribir en la Liga a todos los que han querido, y nosotros tuvimos que echar a un humilde japonés que se las prometía muy felices en la Costa del Sol. Está pasando, y si no nos damos cuenta es porque no queremos o nos da mal rollo pensar que así es. No es una humorada, ni una sátira, ni una metáfora... Es una realidad como la vida misma, que puede que parezca una broma, no sé, pero sin duda de muy mal gusto. Lo que extraña es que tan pocos buenos socialistas de los muchísimos que hay no levanten la voz...
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