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Hay más enigmas que certezas sobre esta obra del siglo XVIII. Para empezar se conocen pocos datos de su autor. Además, la propia pieza está realizada con una extraña técnica denominada grafidia, que consiste en un dibujo sobre papel recortado muy del gusto de las ... casas reales de la época y de la que el artista era un genio. Tanto como para exponer en Londres y quedarse allí a vivir cuando el arte español no salía de nuestras fronteras. En cuanto a la obra, reproduce una escena cortesana protagonizada por una pareja, aunque sin más datos. De lo que no hay duda es de la firma y del lugar de realización: «Pedro Lazo de la Vega fecit Málaga. 1773» (Pedro Lazo de la Vega lo hizo en Málaga. 1773). Dos siglos y medio después, este singular dibujo a tijera ha sido adquirido por el Ministerio de Cultura, que tiene previsto exponerlo en el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) de Madrid.
Con esta compra, se refuerza la colección de grafidias de este centro expositivo estatal, que atesora apenas una decena de obras de esta técnica, de las cuales solo un par ellas están realizadas por el gran dominador de este estilo en el siglo XVIII, el sevillano Pedro Lazo de la Vega. El artista, que, según las fuentes, también suele aparecer mencionado como Laso de la Vega o Lasso de la Vega, depuró la elaboración de las grafidias, dibujos sobre papel que eran recortados con tijeras o cuchilla, una modalidad que el andaluz elevó de categoría con su gran obra maestra, las dos series con escenas del 'Quijote' de Miguel de Cervantes que realizó entre 1766 y 1768 para el futuro rey Carlos IV y el infante don Gabriel, conservadas en el Palacio de Aranjuez.
De la escasa biografía del artista y cisógrafo Pedro Lazo de la Vega se sabe que se afincó en Málaga y que en 1772 ya se encontraba en la ciudad ya que es nombrado por el viajero, escritor e hispanista inglés Richard Twiss (1747-1821) en sus relatos por España y Portugal. El británico estuvo poco tiempo, pero la capital malagueña le dejó huella: «Permanecimos cuatro días y fuimos agasajados con gran hospitalidad y cortesía, lo que hizo que esas jornadas fueran de las más agradables que pasé en aquel reino». El precoz turista no solo escribió sobre el dibujante, sino que, al conocer su pericia, le encargó una grafidia para su colección personal. Precisamente, esa pieza fechada un año más tarde, en 1773, es la que ahora ha comprado el Ministerio de Cultura en un procedimiento negociado con la galería Inblam Art, especialista en arte histórico, que ha vendido la singular obra por 13.000 euros.
Según el historiador del arte Fernando Alcolea, Lazo de la Vega fue un pionero entre los artistas españoles en dar el salto internacional a finales del siglo XVIII. «El primer artista español que figura registrado en las más relevantes exposiciones londinenses fue el cisógrafo con motivo de presentar en 1775 sus trabajos recortados de papel en una muestra de la Society of Artists. Expuso los retratos de Su Majestad la Reina y la Princesa Real, el de la escocesa Jane Gordon, duquesa de Gordon, y de su rival, la irlandesa Francés Villiers, condesa de Jersey, portando dichas obras la inscripción 'the whole cut in paper with scissors', recoge el experto.
Todo indica que el viajero Richard Twiss, tras conocer en Málaga a Lazo de la Vega y encargarle una obra, fue fundamental en el traslado a Londres del dibujante. Una vez allí, el artista causó furor tanto por su olfato para retratar a personajes populares de la sociedad británica como por sus dibujos en papel recortados mediante el uso de tijeras y cuchillas. Se cree que este arte tuvo un posible origen árabe, ya que se conoce su empleo desde el siglo XIII en diversos oficios para la ornamentación de metales como el hierro, así como para la decoración de códices miniados.
En el MNAD se conservan dos grafidias de Lazo de la Vega, una de las cuales está firmada y reproduce un pasaje del 'Quijote' con el ingenioso hidalgo rodeado de cortesanas, realizado con papel recortado montado sobre un tejido oscuro. La otra pieza es un virtuoso retrato ecuestre del rey Carlos IV, que en realidad es una atribución al cisógrafo andaluz. A ellas se une la pieza malagueña del artista, un trabajo minucioso sobre fondo oscuro que acentúa los juegos de luz y sombra conseguidos gracias al empleo de diversos tipos y tamaños de tijeras y cuchillas, logrando la impresión de que la obra parezca un grabado.
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