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Pedro Sánchez este sábado durante un acto de la campaña del PSOE 'El Gobierno de la gente' en Getafe (Madrid) Victor Lerena / EFE
Sánchez arrostra el vértigo del PSOE a que Cataluña regrese al debate político

Sánchez arrostra el vértigo del PSOE a que Cataluña regrese al debate político

Los socialistas confían en que la fractura del secesionismo se perciba como un éxito al que ha contribuido el Gobierno y sirva para neutralizar recelos frente a un Feijóo al acecho

Sábado, 8 de octubre 2022

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Ni una palabra pronunció Pedro Sánchez sobre la situación que atraviesa la Generalitat de Cataluña ni sobre su disposición a facilitar la gobernabilidad de Pere Aragonès este sábado en Getafe (Madrid), donde el PSOE celebró el primer acto político desde que Junts consumó su salida del ejecutivo catalán. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en cambio, no dudó en arremeter, por segundo día consecutivo, contra la posibilidad de que los socialistas den sostén a un ejecutivo independentista; un escenario avalado el viernes por el propio presidente del Gobierno.

Los comportamientos de uno y otro líder político eran perfectamente esperables. Los socialistas tienen claro que lo último que les interesa en este momento es propiciar la caída de Aragonès. Primero, porque necesitan a Esquerra para sacar adelante los Presupuestos de 2023 y agotar la legislatura. Pero, además, porque aunque están convencidos de que Salvador Illa, el líder del PSC, ganaría otra vez los comicios, también dan por sentado que el independentismo volvería a sumar más. La mano tendida a los republicanos tiene, pues, mucho de estratégico. Pero eso no significa que no sean conscientes de que, a ocho meses de las elecciones municipales y autonómicas, la jugada tiene riesgos.

Algunos barones, como el castellano-manchego Emiliano García-Page o el aragonés Javier Lambán ya han dejado constancia en múltiples ocasiones de su temor a que la relación del Gobierno de Sánchez con ERC y con Bildu les acabe pasando factura. Y el hecho de que el PSC aparezca ahora como salvador de un ejecutivo independentista provoca vértigo en determinados territorios.

Es cierto, aun así, que no todos lo ven tan negro. Entre los socialistas hay quien confía que el electorado perciba que el papel de Sánchez y del PSC ha sido clave en la quiebra de la unidad independentista y en la apuesta de Esquerra por el diálogo. «¿Todo esto no es mejor que estar de referendums cada año?», apunta un presidente que habitualmente se meustra alérgico a la mínima veleidad independentista. «Habrá que ver cómo mueve todo el mundo sus fichas –estima otro dirigente– porque también está muy instalado que el PP se aprovecha de Cataluña y la gente quiere resolverlo».

«Foco de inestabilidad»

Lo que de momento se percibió este sábado, en todo caso, es que Sánchez no tiene ningún interés de que el asunto entre en campaña y que Feijóo hará lo posible para introducirlo. Embarcado en su propio proceso para intentar resintonizar al PP con el electorado catalán que ha ido abandonándole hasta condenarlo al ostracismo en el Parlament, el líder de los populares interpreta la sobrevenida crisis en Cataluña como un negativo «foco de inestabilidad» que se añade a un contexto de angustias por la guerra en Ucrania y la escalada inflacionista. Persuadido de que la zozobra es el ADN del 'procés' y al contrario de las expectativas apaciguadoras que observan los socialistas en la ruptura del secesionismo, el primer partido de la oposición cree que «la situación hoy en Cataluña es más difícil que ayer», según escriben en Génova, donde subrayan su «sorpresa» por «lo rápido que ha salido Sánchez al rescate del independentismo de Esquerra». «Lo cual dice mucho –zanjan en el entorno de Feijóo– de cómo está el PSOE».

El líder del PP empezó a perfilar el viernes una primera respuesta ante la decisión de Junts y la posibilidad de que el PSC sostenga desde fuera el Gobierno en solitario de Aragonès y un día después la depuró: a su juicio, la disyuntiva en Cataluña es entre el independentismo y el constitucionalismo; o lo que es lo mismo, redondeó, entre los «dos modelos» que encarnan el Sánchez que pacta con el separatismo y él al frente del PP. Un PP que escucha «tambores de elecciones», afirman las fuentes consultadas, y que ve en la Cataluña liderada por el separatismo «un territorio inhóspito para la gobernabilidad».

Los de Feijóo niegan, no obstante, que su estrategia pase por exigir a Aragonès que precipite la convocatoria de unas autonómicas adelantadas.

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