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A. A.
MADRID.
Miércoles, 23 de enero 2019, 00:05
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El presidente de Ciudadanos sufrió el lunes en persona la huelga de los taxistas la noche del pasado lunes. Le ocurrió en la madrileña estación de Atocha, a donde llegó tras reunirse en Sevilla con los miembros de su partido en el nuevo gobierno andaluz.
Albert Rivera fue increpado por los manifestantes con gritos como «¡Fuera, fuera!», «¡Eres un golfo!», «¡A la puta calle!» o «¡Eres un traidor!». El líder de la formación naranja se refirió ayer a la situación que le tocó vivir y se mostró crítico tanto con el Gobierno de Pedro Sánchez, al que acusa de no haber movido un dedo para solventar el problema de las licencias VTC, como con los propios huelguistas. El dirigente liberal se autoproclamó como uno de los escasos políticos que hacen uso del taxi. «Pero se me quitan las ganas», señaló a continuación.
Para Rivera, la solución al actual conflicto pasa por una legislación que logre compatibilizar el servicio de taxi con el de los VTC, y que por tanto permita el libre acceso de la ciudadanía a uno u otro servicio, según las preferencias individuales. En cualquier caso, añadió Rivera, «entre amenazas e insultos es imposible tener un debate constructivo».
En cuanto al Ejecutivo socialista, consideró que, «ante una necesidad de reconversión, el Gobierno no puede limpiarse las manos». Se refería a la decisión del Ministerio de Fomento que dirige José Luis Ábalos de dejar en manos de las autonomías la búsqueda de una salida al conflicto. No se puede confiar la situación a «una ley de la selva donde cada uno hace lo que le da la gana», concluyó el presidente de Ciudadanos.
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