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Agentes policiales recogen pruebas en La Rambla, Barcelona, la noche de los atentados del 17 de agosto del año pasado. :: Sergio Perez / reuters
17-A, sin rastro del Estado Islámico

17-A, sin rastro del Estado Islámico

Del análisis de los expertos se deduce que el ISIS movilizó a todo su aparato propagandístico para atribuirse unos ataques que desconocía Ni Interior ni los Mossos ni los servicios de inteligencia han encontrado «vínculos directos» con el Daesh

MELCHOR SAIZ PARDO

Domingo, 19 de agosto 2018, 01:23

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barcelona. El Estado Islámico, desde la misma noche del atentado en La Rambla, se volcó en reivindicar la autoría del ataque. En otros cinco comunicados, y en multitud de comunicaciones internas en los días posteriores, se atribuyó el atropello masivo y el posterior atentado en Cambrils. Pero todo fue una inmensa operación de propaganda improvisada. El Daesh ni conocía con anterioridad los planes de la célula de Ripoll ni mucho menos dirigió al grupo que lideraba el imán Abdelbaki Es Satty.

Un año después de los atentados de Cataluña, esta es la conclusión unánime de todos y cada uno de los cuerpos y agencias involucrados en la investigación, según resaltan diversos responsables de la seguridad del Estado. Ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil ni los Mossos d'Esquadra ni el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco) ni el CNI ni los servicios de inteligencias aliados ni las agencias de análisis antiyihadistas han encontrado una sola prueba de que el Estado Islámico «financiara» o mantuviera «vínculos directos» con los terroristas.

Los informes de los Mossos entregados a la Audiencia Nacional hablan de que el Daesh se apropió «de forma clara» de los atentados. Los documentos del CNI ponen el acento en que el ISIS movilizó a todo su aparato propagandístico para hacer suyos unos ataques que desconocía y que llegó a implicar en la difusión de su mentira a sus principales órganos de comunicación: desde la agencia A'maq News, que fue la primera en reivindicar los atentados con un texto estándar, a la revista Rumiyah o el boletín Al Naba. Los atestados llegados al Citco, tras el análisis exhaustivo de los textos enviados por el Daesh en canales públicos y privados, llegan a la conclusión de que ni siquiera 48 horas después de los ataques la cúpula del Estado Islámico sabía del alcance de los mismos y de los objetivos, ya que hablaban de ataques «simultáneos» cometidos por un autobús y un camión en Barcelona y Cambrils.

Ni siquiera dos días después de los atentados, el Estado Islámico daba muestras de saber los detallesLos terroristas fueron autodidactas y no recibieron adiestramiento desde el exterior

«Se está en condiciones de afirmar que las conexiones internacionales en forma de apoyo directo al grupo terrorista no existen. De la misma manera, la relación con la organización terrorista Estado Islámico, directa o indirectamente, tampoco existe», apunta uno de los informes más detallados sobre los atentados realizados por la Asesoría de Inteligencia y Consultoría de Seguridad (AICS), una de las instituciones dedicadas en España a la monitorización de los canales yihadistas. «El Estado islámico, horas después del ataque de Barcelona, emite un comunicado oficial, presuntamente desde Siria, en el cual se atribuye el atentado. El relato que hace del desarrollo de los acontecimientos en Barcelona tiene más de inventado que de realidad, hablando de situaciones que, si bien es cierto que en los primeros momentos del atentado, y con la confusión propia de la situación, se dieron como ciertas en los medios de comunicación, pronto fueron desmentidas, como es el caso de los terroristas atrincherados en una cafetería judía», apunta AICS.

Las inexactitudes del Estado Islámico llegan al punto de afirmar en diversos canales que los atentados habían hecho elevar de 4 a 5 el nivel de alerta antiterrorista en España, algo totalmente falso, tal y como recogen también los informes remitidos al Citco.

«Las potenciales relaciones internacionales, tanto en Europa (Bélgica y Francia) como en África (Marruecos), con miembros del Estado Islámico, de número o afiliados, o con aquellos que orbitan los entornos islamistas no se considera que tengan entidad, cuerpo e importancia. La relación de los miembros del grupo considerados operativos con individuos del entorno real y efectivo de Estado Islámico es inexistente», resaltan los informes de AICS, en absoluta sintonía con los atestados de los servicios antiterroristas de la Guardia Civil y la Policía Nacional a los que ha tenido acceso este periódico.

Un grupo «autosuficiente»

La célula de Ripoll, que más allá de inspirarse en los atentados ya cometidos por el Estado Islámico en Occidente no tuvo ninguna relación orgánica con el Daesh, fue un grupo «totalmente autosuficiente», de acuerdo con los informes de inteligencia en poder de la seguridad del Estado.

La financiación del atentado corrió a cargo, sobre todo, de los cuatro terroristas más adultos -los que tenían trabajo- y, en particular, de Mohamed Houli Chemial -el único superviviente de la explosión de Alcanar-, que llegó a pedir microcréditos a empresas de préstamos y a vender oro de la familia para sufragar los gastos.

Tampoco hubo adiestramiento exterior por parte de retornados. Los expertos del CNI han descartado por completo cualquier vínculo con terroristas adiestrados en el exterior, aunque responsables de la Seguridad del Estado admiten que todavía se investigan los contactos que Es Satty pudo tener en el tiempo que vivió en Bélgica y el motivo de los viajes de dos de los terroristas a París poco antes de los ataques. La preparación de la célula, según señalan los informes del Citco, fue principalmente «autodidacta», a través de tutoriales en Internet, muchos de ellos recuperados de los dispositivos móviles de los terroristas, incluidos los documentos para la fabricación del explosivo TATP. Ninguno de ellos recibió adiestramiento y se limitaron a aprovechar los conocimientos técnicos y electrónicos del terrorista de Las Ramblas, Younes Abouyaaqoub, para cebar los explosivos.

Los informes de inteligencia y análisis de las fuerzas de seguridad del Estado y del CNI también descartan «absolutamente» ayuda «logística» del Estado Islámico. Mohamed Hichami -muerto en Cambrils- fue el encargado de comprar a partir del 12 de julio de 2017 en tiendas de Castellón, Tarragona y Barcelona la mayor parte de los 25 litros de ácido sulfúrico, los 345 litros de peróxido de hidrógeno -agua oxigenada- y los 500 litros de acetona para fabricar el TATP. Otro de los muertos de Cambrils, Said Aalla, se hizo a través de Wallapop con buena parte de las 120 bombonas de butano que tenía en su poder el grupo.

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