El PSOE contempla ahora celebrar la investidura de Sánchez entre Nochebuena y Nochevieja

La formación secesionista, en la que conviven dirigentes de distintas sensibilidades, sólo ha dejado claro hasta ahora que no quiere firmar nada hasta ver qué decide el Tribunal de Justicia de la UE sobre la inmunidad parlamentaria de Junqueras el día 19 y hasta haya tenido lugar su congreso el día 21. Pero entre los republicanos hay quienes comparten con los socialistas que estaría bien empezar el año ya «con un nuevo escenario» y quienes defienden que no hay porqué dejarse atrapar por sus urgencias. De modo que todo dependerá de quién gane ese debate y, sobre todo, de cómo vayan los próximos encuentros entre los equipos negociadores de ambos partidos.

El martes -el mismo día que el Rey comenzará su ronda de consultas para designar candidato a la investidura- la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra y el secretario de Organización, José Luis Ábalos se desplazarán hasta Barcelona para, junto al número dos del PSC, Salvador Illa, celebrar la tercera de sus citas con el portavoz republicano, Gabriel Rufián, la secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta y el presidente del Consell Nacional, Josep Maria Jové. Fuentes de la negociación advirtieron ayer de que no creen que vaya a ser la reunión definitiva pero abrieron la puerta a volver a verse antes de que concluya la semana.

Las prisas del PSOE tienen una justificación. En la dirección del partido admiten su temor a que, entrados en enero, Junts per Catalunya intensifique sus maniobras para dinamitar la negociación y no quieren dar tiempo a que Esquerra sucumba a sus presiones. Lastra se reunió este miércoles en el Congreso con la portavoz de los neoconvergentes en la Cámara baja, Laura Borrás y la vicepresidenta del PDeCAT, Míriam Nogueras -dos fieles 'puigdemonistas'- y aunque ambas partes se emplazaron a volver a hablar, lo que dio la impresión de que las cosas habían ido relativamente bien, fuentes socialistas aseguran que no salieron precisamente con buenas vibraciones.

Con Esquerra, en cambio, la sensación es la opuesta. Sánchez se mostró ayer relativamente confiado, en una conversación informal con periodistas durante la recepción del 6 de diciembre en la Cámara baja, porque cree que para la formación de Oriol Junqueras es más difícil votar 'no' y dar a la derecha una nueva oportunidad en unas terceras elecciones que abstenerse. Pero consciente de que sus últimas declaraciones públicas sobre este mismo asunto enfadaron a los republicanos, que interpretaron que trataba de presionarlos para que tomaran ya una decisión, también matizó que lo que importa es «el qué y el cómo pero no tanto el cuándo».

«Me gustaría que fuera antes de Navidad o de fin de año, pero lo importante es que haya acuerdo; si tiene que ser en enero, que sea en enero», dijo también resignado el que será su vicepresidente, Pablo Iglesias, en la misma línea.

Por mucho que los socialistas ya hayan aceptado una mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat aún falta concretar cómo se articulará. «El éxito -subrayó ayer la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo- está en los matices».

Sánchez que ya el miércoles aseguró que el pacto con los republicanos respetará la Constitución, insistió ayer en esa idea tranquilizadora para mucho de los suyos. «El orden constitucional de 1978 también creó el marco del Estado de las autonomías que, lógicamente -remarcó-, es el marco y el instrumento fundamental para resolver las crisis territoriales que podamos sufrir».