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MATEO BALÍN
Miércoles, 13 de diciembre 2017, 01:05
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madrid. Padre de dos chicos, poco más que mileurista y fervoroso activista en favor de la independencia de Cataluña: «Mi único proyecto político es trabajar para ello».
Santiago Espot fue juzgado ayer en la Audiencia Nacional por delitos de injurias al Rey y ultraje a los símbolos nacionales. Está acusado por la Fiscalía de ser el promotor de la pitada a Don Felipe durante la final de la Copa del Rey de 2015 celebrada en el Camp Nou, y que enfrentó al Fútbol Club Barcelona y al Athletic Club de Bilbao.
De su puño y letra fue el manifiesto que corrió como la pólvora en Facebook y que originó esta sonora protesta en el estreno del Rey en una final de la Copa. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu le tomó declaración hace un año tras la denuncia de la Fiscalía. Archivó el caso tras no apreciar delito, pero el Ministerio Público recurrió a la sala y el tribunal de tres magistrados ordenó al juez reabrir el caso y, por ende, llevar a juicio a Santiago Espot.
La vista oral se celebró ayer en el Juzgado Central de lo Penal, encargado de enjuiciar todas aquellas causas para delitos con penas menores (en el caso que nos ocupa se enfrenta a una multa de 14.400 euros).
El acusado solo respondió a su abogado, en catalán, y admitió haber difundido un manifiesto «político» en el que aludía al Jefe del Estado, un ejercicio que enmarcó en la «libertad de expresión e ideológica». Del mismo modo, negó haber adquirido y repartido los silbatos distribuidos en el Camp Nou, un extremo que corroboró el guardia civil que elaboró el atestado de denuncia y que podría ser clave para su absolución.
«Mi referencia al jefe del Estado es, si no recuerdo mal, como Rey y como Monarca sin entrar en temas de valoración personal que nunca han sido trascendentes políticamente para mí», declaró Espot, presidente de Catalunya Acció, una plataforma en favor de la independencia, la lengua y la cultura catalanas. «En el manifiesto exclusivamente hice referencia a una situación política por un clima de independencia que ya en 2015 era notorio», señaló.
Recordó que para la final de la Copa del Rey de 2009 ya llevó una iniciativa similar para reivindicar la oficialidad de las selecciones deportivas catalanas sin que tuviera ninguna repercusión penal.
La fiscal mantuvo que Espot era «el hombre que estaba detrás» de la pitada y estimó que por un deseo de independencia de una parte de Cataluña no se puede justificar «la vejación de manera planificada de los símbolos de España con un afán de menosprecio» con repercusión «nacional e internacional».
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