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El secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo. :: zipi / EFE
La Iglesia admite un «silencio cómplice» sobre los casos  de pederastia en su seno

La Iglesia admite un «silencio cómplice» sobre los casos de pederastia en su seno

El portavoz de los obispos, no obstante, matiza que fue la misma «inacción» histórica que tuvo toda la sociedad española hacia esta lacra

R. C.

Jueves, 15 de noviembre 2018, 00:06

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madrid. El secretario general de la Conferencia Episcopal Española y portavoz de la institución, el extremeño José María Gil Tamayo, ha admitido que durante años la Iglesia española ha guardado un «silencio cómplice» ante los casos de pederastia cometidos por miembros de esta institución, pero, al tiempo, ha enmarcado este inédito 'mea culpa' en un contexto general de «inacción de toda la sociedad española» ante los delitos de abusos sexuales a menores, sobre los que recordó que la absoluta mayoría se producen y se produjeron en el pasado en el ámbito familiar.

En definitiva, los obispos admiten su falta de actuación histórica, incluso su encubrimiento, frente a los abusos sexuales contra menores cometidos por curas o religiosos, pero destacan que no son ni más ni menos responsables que el resto de españoles, porque su inacción no es mayor, entienden, que la protagonizada durante décadas por la sociedad en su conjunto.

La Conferencia Episcopal se da con estas declaraciones un golpe en el pecho, pero no tiene previsión alguna de realizar un acto de transparencia y reconocimiento de la víctimas como el impulsado por sus homónimos alemanes, que encargaron un estudio que sacó a la luz 3.677 casos de abusos de religiosos a menores desde 1947, ejemplo que en dos años quieren emular los obispos franceses.

«Es verdad que la Iglesia está obligada a un testimonio más coherente que nadie, pero esto no exime al resto de asumir su cuota de responsabilidad en esta cultura común compartida de silencio», se limitó a explicar Gil Tamayo en una entrevista a Efe una semana antes de concluir su mandato, que no intentará renovar, y tras ser nombrado obispo de Ávila. La «inacción» de la Iglesia ante la pederastia ha sido la misma que la de toda la sociedad española, insistió. «Compartíamos esa cultura y ahora nos percatamos de que ha sido un silencio cómplice».

«Condena justa»

«Ahora hay una condena justa de la sociedad, pero hemos convivido hasta hace no mucho tiempo con una dejación social con estas cuestiones igual que se ha convivido, desgraciadamente, con la violencia contra la mujer», añadió.

Tras reconocer la responsabilidad y el silencio de la Iglesia ante la pederastia, Gil Tamayo denunció que en España existe una campaña mediática y política intencionada para desacreditar y «criminalizar» a esta institución, en la que cree que no se duda, incluso, en instrumentalizar a las víctimas y convertir su testimonio en un espectáculo.

Tampoco está de acuerdo con que las penas o el castigo que impone la Iglesia a los pederastas sean «leves». «Las penas son más leves por parte del Estado, que las prescribe (en el derecho canónico los abusos son perseguibles sin límite temporal) y que deja a las víctimas sin posibilidad de defenderse», dijo. Por ello, el portavoz de los obispos, apostó por la necesidad de buscar «un remedio compartido» y que toda la sociedad asuma su responsabilidad ante los casos de pederastia.

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