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Valerio, acompañada ayer por la secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí. :: T. ROZAS /EFE
El Gobierno niega que sus políticas generen un 'efecto llamada' y compara a Casado con Salvini

El Gobierno niega que sus políticas generen un 'efecto llamada' y compara a Casado con Salvini

PP y Ciudadanos lanzan una ofensiva contra Sánchez en pleno pico migratorio mientras el Ejecutivo acusa a su antecesor de imprevisión

PAULA DE LAS HERAS

MADRID.

Martes, 31 de julio 2018, 00:08

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España se había librado de los agitados debates que han calado en otros países europeos en torno a los movimientos migratorios. Hasta ahora. El nuevo líder del PP, Pablo Casado, dio el domingo el pistoletazo de salida a la trifulca al advertir de un 'efecto llamada' por las políticas de Pedro Sánchez y al defender que el Estado de bienestar español no puede absorber a los «millones de africanos» que quieren venir a Europa. El Ejecutivo lo acusó ayer de «irresponsable» y avisó de que con ese planteamiento, los populares se «acercan muchísimo» a figuras como la del ministro italiano del Interior, el ultaderechista Mateo Salvini.

La secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, admitió que el Ejecutivo se enfrenta a una situación «muy complicada» en la frontera sur pero negó que tenga algo que ver con decisiones como la de aceptar el desembarco de los náufragos recogidos en la costa de Libia por el barco 'Aquarius' o por otro tipo de actuaciones del Gobierno que, según insistió, apuesta por los flujos migratorios «regulados». «Los picos migratorios se vienen produciendo ya desde 2013. En 2016 se había duplicado la ruta por el Mediterráneo Occidental y en 2017 hubo un récord histórico de más de 21.000 personas, un 170% más que el año anterior», argumentó en la Ser.

En lo que va de año, hasta el 15 de julio, han llegado por vía marítima 7.649 personas sin la documentación requerida, un 120% más que en 2017, lo que ha provocado el colapso de los servicios de acogida. El Ejecutivo aduce que el Gobierno de Mariano Rajoy sabía que se produciría este incremento y que no se preparó para atajarlo.

Las cifras están aún lejos de lo vivido en 2006 cuando, según las cifras del Ministerio del Interior, entraron en España de forma irregular más de 39.000 personas. En aquellos años del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la oposición lanzó una dura ofensiva y vinculó esa llegada masiva a la regularización extraordinaria puesta en marcha en 2005, que permitió obtener permiso de residencia acreditando arraigo laboral. «Papeles para todos», criticaba el PP.

«Cuando oí al señor Casado oí a Aznar puro y duro en los años 2000 y no tuvo buen resultado», advirtió ayer Rumí recordando aquellos años. En realidad, esa afirmación es cuestionable. El PSOE ganó las elecciones de 2008 gracias a que, tras la apuesta por el Estatut, logró los mejores resultados de su historia en Cataluña pero perdió electores en otras partes de España y los responsables del partido siempre lo achacaron tanto a la política territorial como al discurso de sus rivales sobre inmigración, que caló y mucho.

Ayuda europea

En un intento de contrarrestar la imagen de desbordamiento, el Gobierno de Sánchez se ha activado casi en pleno. Ha convocado para el próximo jueves la Comisión Delegada para Asuntos Migratorios, que preside la vicepresidenta, Carmen Calvo, y está integrada por los ministerios de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social; Interior; Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación; Fomento e Igualdad. Tras ella, el 6 de agosto, se celebrará la Comisión Sectorial de Migraciones con las comunidades autónomas.

La ministra Valerio se desplazó a Chiclana para visitar el nuevo centro de acogida temporal construido de urgencia. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha viajado ya a Marruecos y Argelia y ayer lo hizo a Mauritania, todos ellos países de origen y tránsito de migrantes. Y el Gobierno dio a conocer que el propio Sánchez ha enviado una carta al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, para reclamar ayuda económica adicional frente a la emergencia migratoria (el pasado 2 de julio España ya recibió 25, 6 millones de euros para mejorar la capacidad de acogida de Ceuta y Melilla).

La oposición, sin embargo, también presiona. Si Casado anunció el domingo su intención de desplazarse a Ceuta y Melilla para «abrazar» a los agentes de la Guardia Civil que allí actúan, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, le tomó ayer la delantera y, tras visitar la valla con Marruecos, concretamente, la zona que el pasado jueves asaltaron de forma violenta 602 inmigrantes, reclamó a Sánchez que vaya más allá de las «ocurrencias», del «buenísimo» y de los «comités de marketing», que, a su juicio, solo están creando un «efecto llamada».

Aquel incidente de la semana pasada, por otro lado, ha colocado al Ejecutivo en una situación complicada porque acabó con varias 'devoluciones en caliente', una práctica muy criticada por el PSOE en la oposición. En 2015 presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la Ley de Seguridad Ciudadana centrado, entre otras cuestiones, en el también llamado «rechazo en frontera». Grande Marlaska defendió la actuación pero Rumí admitió que no la ve «ajustada a una política de inmigración seria y socialista».

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