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Ejercicio obsesivo, cartas, meditación y un huerto

El exduque, extremadamente delgado, ha logrado tras varios meses de depresión mejorar su ánimo

M. SÁIZ-PARDO

MADRID.

Miércoles, 18 de septiembre 2019, 00:02

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Dicen los que le tratan a diario que Iñaki Urdangarin está mejor. Que desde el pasado verano su ánimo, tras un año de bajón, ha empezado a remontar, sabedor de que ha comenzado la cuenta atrás de su estancia en Brieva. Sin embargo, los 466 días en la prisión le han pasado factura. Su pelo, que empezó a lucir canas hace ya un lustro durante la instrucción del caso Nóos, está mucho más blanco y el exduque está extremadamente delgado.

Su delgadez -afirman fuentes penitenciarias- está muy relacionada con el ejercicio extenuante que practica todos los días. Urdangarin se machaca en una bicicleta estática. Cuenta también con algunas espalderas y acude al polideportivo de la prisión, aunque no tanto como quisiera ya que no puede coincidir con ninguna de las internas.

Y es que Iñaki Urdangarin sigue siendo el único preso varón en el módulo masculino de esta cárcel de mujeres, por lo que solo mantiene conversaciones triviales con los funcionarios. Más profundas son sus reflexiones con el sacerdote que lo visita regularmente.

Junto a la meditación, la escritura, casi compulsiva, de cartas y el cuidado de un pequeño huerto (que en realidad son varios tiestos) son sus ocupaciones favoritas en la cárcel, aunque también suele leer mucho y ver películas en el ordenador (sin conexión a internet).

Los funcionarios afirman que solo le han visto sonreír en estos quince meses cuando llama a casa (tiene una tarjeta de teléfono con la que puede llamar a un total de 10 números a la semana) o recibe las visitas de su mujer, Cristina de Borbón, de sus hijos mayores o de su madre o hermanos. Como cualquier otro recluso, el cuñado del Rey tiene derecho a dos visitas en el locutorio a la semana de 20 minutos cada una. Además de un vis a vis y un encuentro familiar al mes. Y la familia del preso, sobre todo las mujeres, -dicen los funcionarios- raramente fallan a una cita.

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