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El embajador británico en Madrid, Simon Manley
España protesta enérgicamente ante Reino Unido por sus «falsedades» sobre Gibraltar

España protesta enérgicamente ante Reino Unido por sus «falsedades» sobre Gibraltar

El Ministerio de Defensa critica a los británicos por llamar a Federico Trillo porque la convocatoria de embajadores es un acto "muy serio que debe reservarse para situaciones de especial gravedad"

agencias

Viernes, 18 de julio 2014, 15:10

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El Gobierno español ha trasladado este viernes al Reino Unido su "más enérgica protesta y malestar" por haber vertido acusaciones "rigurosamente falsas" e "inaceptables" sobre la actividad "rutinaria" que la Armada española realiza en las aguas que rodean Gibraltar en "exquisito respeto" al derecho interno e internacional.

Este es el mensaje que el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha transmitido al embajador británico en Madrid, Simon Manley, al que ha convocado esta mañana en protesta por la manera en que Londres ha gestionado el "pretendido incidente" con un buque de la Armada el miércoles pasado y que motivó ayer una protesta de Londres ante el embajador español, Federico Trillo, convocado por quinta vez en el Foreign Office.

Pero la protesta del Gobierno español va más allá del último "pretendido incidente" con la Armada. En un comunicado, el departamento que dirige José Manuel García-Margallo considera que la convocatoria de embajadores es un acto "muy serio que debe reservarse para situaciones de especial gravedad".

Por ello, advierte de que las reiteradas convocatorias al embajador de España en Londres por "supuestos incidentes que, entre países amigos y aliados deberían ser tratados de forma diferente, establece una dinámica diplomática inadecuada".

"El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación es contrario a este tipo de escaladas que no ayudan a crear el necesario clima de entendimiento, como tampoco ayuda en absoluto las acusaciones británicas de que España actúa de forma provocadora y contraria al Derecho Internacional", añade la nota.

El Foreign Office acusó ayer a España de violar la legislación internacional al intentar cambiar la ruta de dos barcos comerciales que navegaban en aguas internacionales y que salían y se dirigían a Gibraltar. En un comunicado, Londres sostenía que la intención última de España era "alterar la actividad económica" del Peñón.

España y el Reino Unido se disputan la soberanía de las aguas que rodean Gibraltar. Madrid sostiene que por el Tratado de Utrecht de 1713 solo cedió a la Corona británica la ciudad y el castillo de Gibraltar, junto con su puerto, defensas y fortaleza, no así el istmo que une el Peñón con la Península, ni las aguas circundantes o el espacio aéreo.

En cambio Londres arguye que, por la posterior Convención del Mar de Naciones Unidas, le corresponderían hasta 12 millas náuticas de mar territorial, aunque solo viene ejerciendo su soberanía en tres millas náuticas.

Más allá de las tres millas, para el Reino Unido son aguas internacionales, mientras que España defiende que siguen siendo aguas españolas las que rodean Gibraltar hasta las 12 millas náuticas, ya que nunca cedió esas aguas.

En su comunicado, Exteriores relata su versión de los hechos que motivaron la protesta de Londres. El 16 de julio a las 6.00 horas el patrullero de la Armada pidió a cinco buques --ninguno de ellos de bandera británica-- que salieran de las aguas territoriales españolas por encontrarse parados, ya que estaban vulnerando "el paso inocente" en el espacio comprendido entre las 7 y 9 millas de la cara de levante del Peñón. "INJERENCIA INACEPTABLE"

El Ministerio explica que la Armada tiene la obligación, porque así lo establece el Plan Permanente de Vigilancia y Seguridad Marítima, de "invitar a salir" de las aguas territoriales a los buques de pabellón extranjero que permanezcan "fondeados, parados o cuyos movimientos no se ajusten a patrones de navegación convencionales, y por lo tanto vulnerando el derecho de paso inocente".

Por ello, Exteriores considera que la última protesta de Londres supone "una injerencia inaceptable del Reino Unido en la actividad rutinaria de la Armada española en aguas españolas, tanto más grave cuanto que ninguno de los buques eran de pabellón británico".

El departamento que dirige García-Margallo avisa de que el Gobierno español "se mantendrá siempre firme en las defensa de las posiciones españolas en el contencioso de Gibraltar" y reitera que su postura respecto de los espacios cedidos por el Tratado de Utrecht "permanece inalterada desde dicho tratado".

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