El metro sitúa a Málaga «en otro nivel de ciudad», más moderna y sostenible

Todos coinciden en que la puesta en marcha del metro supone un hito histórico y una revolución en los hábitos de desplazamiento de los malagueños, así como un nuevo paso en el reto de hacer de Málaga una ciudad más eficiente. Un logro que, según los especialistas, debe ir acompañado de otras actuaciones que consigan sacar el máximo partido al suburbano y, con ello, reducir la contaminación y el impacto ambiental. Una vez se traspase cuota de tráfico al metro, un proceso que según los especialistas será progresivo y más notable a partir de septiembre, conllevará un descenso de la siniestralidad vial. «Habrá menos accidentes de tráfico porque habrá menos coches en circulación», augura la jefa provincial de Tráfico, Trinidad Hernández, que confía también en que se avance en el objetivo de la Dirección General de Tráfico (DGT) de «lograr cero contaminación».

Comparte su argumento la directora de la Cátedra de Gestión del Transporte de la Universidad de Málaga (UMA), Elvira Maeso, que resalta que la movilidad que proporciona el metro «aunque es muy limitada e inflexible porque se reduce a las líneas implantadas y a su radio de acción», tiene una muy buena característica, que es «su rapidez y su fiabilidad en el tiempo de trayecto, que permite a los viajeros planificar con exactitud su viaje». Estas cualidades harán que se produzca un trasvase paulatino de los coches privados al suburbano, «con lo que se estará ganando en reducción de la siniestralidad vial, impacto medioambiental y movilidad».

«Será un medio de transporte cada vez más útil hasta el punto de que pasado el tiempo no entenderemos cómo Málaga no tenía metro hasta ahora». El representante provincial del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Ángel García Vidal, defiende que, «a pesar de los inconvenientes», el cambio será tal que Málaga «entrará en otro nivel de ciudad, en otro estado diferente de ciudades del mundo que tienen metro». Asu juicio, esta infraestructura, unida a proyectos tecnológicos como Smartcity, «hacen que Málaga suene en el mundo, nos va a colocar en otro mapa y en otro sitio diferente». Ahora queda que los ciudadanos sean conscientes de su relevancia y lo «aprecien, cuiden y disfruten».

Modelo «bastante acertado»

Desde el punto de vista técnico, García Vidal considera que la construcción «se ha hecho de la mejor manera posible en el momento en que se decidió» y adaptándose posteriormente a las circunstancias económicas, algo que no comparte. «Las infraestructuras se deben amoldar al ciclo económico, pero quizá no cambiando la técnica». En este punto, muestra su desacuerdo con el tramo en superficie de Teatinos en el acceso al Clínico que, según su opinión, debería ir soterrado. El mismo punto de vista de su colega José Acosta, ingeniero de Caminos y propietario de Idea Consultoría y Urbanismo, que defiende que el metro es más eficiente «si va todo soterrado».

Juan de Dios Cruz, ingeniero de Caminos en la empresa Typsa, que ha participado en la supervisión y control de los trabajos de las líneas 1 y 2, afirma que el modelo «es bastante acertado» y habla de la conveniencia de una línea hacia los polígonos industriales. Sobre lo que ya está en marcha, advierte de que para avanzar en sostenibilidad es fundamental coordinar el metro con otros medios como la bicicleta o el autobús. «Hay que interconectar los transportes, que las redes sean complementarias, facilitando al ciudadano que llegue lo más rápido posible a su lugar de destino», apunta, un planteamiento con el que coinciden otros expertos consultados por SUR. «El siguiente paso debe ser su complementariedad con el resto de los modos, facilitando el intercambio de pasajeros», señala Maeso, para quien el hecho de que el metro eche a andar sin llegar al centro «es una merma importantísima de su eficacia y su rendimiento económico».

A pesar de que está incompleta, es una infraestructura que «hará más fácil la vida a los malagueños» al acortar las distancias de forma notable, según Miguel Ángel Cañizares, responsable de las obras del metro, que afirma que va a cambiar la movilidad «radicalmente». «La velocidad de desplazamiento va a ser tremenda», según este ingeniero, que calcula que se duplicará respecto a los coches. También es fundamental la regularidad, «saber el tiempo exacto del viaje», y el diseño de las estaciones, «discretas pero amplias, y sin recovecos».

«La gente no es consciente de su importancia y hay quien piensa que Málaga no necesita un metro porque el desencuentro institucional ha creado desilusión, espero que con el tiempo los malagueños lo vean como algo suyo», apunta Enrique Urkijo, exdirector de la Oficina del Metro, que no puede ocultar su emoción por la inauguración: «Es como si naciera un hijo mío».