Federico Vallés Segarra, David Lerma
Federico Vallés Segarra, director del Puerto Deportivo y próximo pregonero de Semana Santa

«Todas las ciudades de la costa tendría que tener su desaladora»

Abogado y teclista del grupo local Briatore, hijo de alcalde y exhermano mayor de la cofradía La Pollinica, cuenta cómo ha sido crecer en Marbella

David Lerma

Marbella

Martes, 26 de diciembre 2023, 00:08

Federico Vallés Segarra, 58 años, ha sido nombrado director de la empresa municipal que gestiona el Puerto Deportivo Virgen del Carmen, en sustitución de Javier ... Mejías, y será el próximo pregonero de la Semana Santa de Marbella. Cien por cien marbellero, su padre, José Manuel Vallés, llegó a ser brevemente alcalde antes de las primera elecciones democráticas y el responsable de construir la primera biblioteca del municipio, así como el fundador de la cofradía de la Pollinica. Fede, como lo llaman los más cercanos, fue concejal de Deportes durante el segundo mandato de Ángeles Muñoz, entre 2011 y 2015, y es también conocido por ser el teclista de la banda local Briatore.

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-¿Como fue su infancia en Marbella?

-Nací en el hospital Gálvez, en Málaga. Entonces había gente que paría en las casas. Nací en 1965. Mi padre era maestro de escuela en los colegios diocesanos y fue el que creó la delegación de Cultura. Era un hombre muy inquieto. Yo tengo algo de él. Cuando nací, vivíamos dentro del Castillo. Entonces estaba el colegio y unas viviendas para los maestros. Viví allí cuatro años. Soy pata negra de Marbella, que entonces era un pueblo pequeño donde se conocía todo el mundo. Había tres o cuatro colegios y un solo instituto. Jugaba en la calle hasta que se iba el sol. Luego viví en Monte Piedad, donde ahora está Cantero. Jugábamos a tirarnos piedras con niños de otros barrios. He sido un niño feliz, sano y he tenido muchos amigos. Ahora los niños socializan con los móviles y las redes sociales. Era un vago de libro, pero tenía muchas inquietudes. Me abracé a los libros. Mi padre era un gran lector.

-¿Qué se aprende trabajando como abogado de oficio?

«He sido abogado de oficio porque es algo que me permite ayudar a los necesitados. Normalmente en el oficio solo están gente que no se le pasa por la cabeza tener un abogado y meten la pata en algo, gente que está por accidente. El que es malo profesional tiene para pagarse un abogado. No está pagado ni agradecido. No se cobra mucho. Cada trimestre tengo tres o cuatro guardias en juzgado de violencia de la mujer o en comisaria. Por un tema penal cobras 120 o 130 euros. Un abogado privado cobraría 2.000 euros. De esto no se vive y suelen ser temas que se eternizan, pero da mucha satisfacción, aunque a veces te encuentras con gente que no tiene remedio. Empecé a trabajar en 1995, durante la última ola de la heroína. Algunos de mis clientes eran amigos míos del colegio. Ahora, tras la pandemia, Marbella se ha vuelto a llenar de 'walking deads'. La policía me dice que ahora no se la pinchan, sino que la fuman».

-¿Cómo fue su paso por el Ayuntamiento de Marbella?

-Yo siempre digo que en política siempre tienen que estar los mejores o, al menos, gente que esté bien preparada y formada, pero para ello tienes que pagarles bien. Hay gente que se ha profesionalizado. Mi padre no cobraba sueldo de alcalde y nunca dejó de dar clases en el colegio. Irónicamente, gente sin formación son resolutivos, tal vez porque harían bien cualquier otra cosa en su vida, aunque por circunstancias no han tenido acceso a educación. Podría hacer un ciclo de conferencias con este tema.

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-¿Podríamos haber estado más preparados para la sequía?

-Siempre se pueda hacer más. Los embalses están obsoletos en todas las partes de España. Como los hizo Franco, parecen que son cosa mala. Es un mal necesario, porque ecológicamente perjudican a los valles. Gil, que fue un cáncer para esta ciudad, construyó la desaladora, que está surtiendo a toda la Mancomunidad. Está claro que, a partir de ahora hay que hacerlo mejor. Sabemos que son ciclos que se van a repetir. Todas las ciudades de la costa deben tener su desaladora. Así viven en Australia o Israel. En política siempre se puede hacer más. Los flujos migratorios han cambiado. Antes la gente se iba a las gran ciudades, ahora viene a la costa.

-¿Qué tiene que mejorar Marbella como ciudad?

-Culturalmente me gustaría que hubiese más cosas. Y mira que tenemos la suerte de que tenemos a Carmen Díaz, que es una delegada de Cultura excepcional, porque es una intelectual y hace magia con un presupuesto muy limitado. Yo me considero sobre todo artista, aunque trabajo de otras cosas. Cuando me preguntan que soy, digo que soy pianista. Pero no todo debe depender de la Administración, sino también del empresario. Hay gente que quiere hacer cosas, pero los precios de los alquileres son muy altos. Hablo, por ejemplo, de conciertos. El teatro siempre se llena, como a todo lo que voy. También faltan infraestructuras deportivas. Hay que hacer nuevas instalaciones. Ha crecido tanto la población en Marbella, que nos hemos desbordado.

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-¿Cómo recuerda su juventud durante el mandato de Jesús Gil?

-Marbella estuvo dejada por las administraciones andaluza y nacional. Funcionaba con recursos propios. Íbamos a lo mínimo. A los jóvenes nos pilló de pleno. En 1991, yo estaba estudiando en Málaga. Tenía la carrera un poco abandonada, porque estaba con la música y trabajaba, porque tenía bares de copas. Fue un corte de rollo total. A la mitad de la ciudad le encantó su relato, porque llegó vendiendo circos y leones. Hoy en día parece que nadie lo votó, pero entonces la gente estaba harta de una política nihilista. Los políticos se repetían, salían siempre los mismos. No se hacía nada. En los años ochenta, Marbella era de susto. De noche, de vuelta a casa, íbamos en caravana a casa para que no nos atracaran.

-¿Qué es para usted la música?

Es la columna vertebral de mi vida. Desde pequeño siempre tuve una guitarra en mi casa y un piano. Estudié en el conservatorio, pero escuchar, hacer música siempre me ha parecido muy importante. He tenido una formación clásica, no pensaba en tener un grupo. Cuando iba a una moraga, veía que los que tocaban la guitarra se hinchaban a ligar. Estaba en tercero de BUP y aprendí a tocarla. Lo primero que aprendí fue una canción de Julio Iglesias, 'Abrázame'. Era muy facilita. Soy un año mayor que mis compañeros de grupo, pero íbamos al mismo colegio, el Bocanegra. Me molaba lo que hacían y empecé a juntarme con ellos. Con Fabí (vocalista de Briatore) descubrí muchas cosas, como a The Specials. Empezamos con el grupo Váter Público, que llegó a actuar en la primera Marbepop. Dos canciones eran mías: 'Mechero' y 'Moscatel'. Era un grupo muy punkarra. Yo iba con unos pantalones de pana con pinzas, mi camisa y mi raya al lado. Me veían como un pijo. Con La Leshe Que Mamate empecé a tocar el teclado con un casiotone. La música me ha permitido estar centrado en la vida y hacerla con tus amigos es brutal.

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-¿Le han nombrado pregonero de la Semana Santa del año que viene?

Como le digo a mi mujer, soy muy pamplinas. Me meto en todos los charcos. Tengo la suerte de que tengo una familia a prueba de bombas. Mi padre ha marcado mi vida en todos los sentidos. Era un rebelde y nos llevábamos muy mal, pero el final de su vida fue muy bueno. Al final he hecho todo lo que ha hecho él. Fue muy cofrade de La Pollinica en Málaga. Cuando vino a Marbella como maestro, se dio cuenta que no existía su cofradía y entre doce amigos la fundó. De hecho, el hermano número uno soy yo, que estaba recién nacido.

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