El hotel Guadalpín Banús continúa adaptando su servicio de comidas a los espacios que quedan abiertos

El hotel, que supera el 80% de ocupación, tiene unas 130 habitaciones abiertas. Algunas de ellas son propiedad de otros grupos, pero siguen funcionando con normalidad gracias a los contratos en vigor. Tras el cierre de las cocinas y los comedores, se envió una carta a los clientes en la que se explicaba la decisión judicial y el nuevo modelo de servicio de desayunos y comidas en la piscina. Asimismo, también se les ofreció ayuda para buscar otro alojamiento sin ninguna penalización en el caso de que no estuvieran satisfechos. «Ha habido algunas cancelaciones, pero ninguno de los clientes ahora alojados se han ido. Estamos ofreciendo descuentos importantes en el precio de alojamiento, y seguimos trabajando muy intensamente para ofrecer un buen servicio», explica Pons.

Todos los empleados del hotel, unos 200, continúan en activo, y se realizan pedidos de menor cantidad para trabajar al día al no tener gran espacio de almacenamiento. En las habitaciones se continúa ofreciendo un servicio 24 horas. «De momento seguimos esperando una solución, pero no se puede descartar un futuro Erte para ajustar plantillas. Teníamos tres restaurantes funcionando a pleno rendimiento, con casi 300 cenas diarias, y hemos pasado a ofrecer unas 70 cenas», detalla el director.

El hotel Guadalpín Banús, promovido por Aifos y explotado inicialmente por una empresa participada al cien por cien por la promotora, entró en concurso de acreedores en 2009. Así, la plantilla se ha visto afectada por un litigio entre la explotadora del hotel, Grisoma Hotelera SL (Grisoma), y la propietaria de algunos de los locales ubicados en el sótano 1, SPV Spain Project 17 SL (SPV). Pese a que el hotel sigue funcionando tras el lanzamiento, se han vivido momentos de tensión ya que la firma SPV denuncia que hay espacios de su propiedad que se han usado, como pasillos o baños.

Por su parte, Pons apunta que «se está intentando constantemente provocar al personal del hotel». «Es una situación muy triste porque se ha trabajado muchísimo para salvar este establecimiento y reposicionarlo al máximo nivel después de entrar en concurso de acreedores», afirma.

Ahora, la empresa explotadora espera que la jueza ejecute un auto emitido el 30 de junio en el que se reconoce que todas las fincas que componen el hotel forman parte de la unidad de explotación, en este caso de Grisoma. «Este cierre es un error que se debe subsanar», subraya el director.