Así se construyó la jet set marbellí y su oasis de libertad
Silvia Grijalba presenta en Marbella 'Aquellas noches eternas', una ficción que es a la vez novela histórica y en la que desgrana el florecer de la ciudad
Silvia Grijalba (Madrid, 1967), periodista, escritora y directora del Instituto Cervantes de Hamburgo, llega el próximo lunes día 3 a Marbella para presentar (19.30 ... horas en el restaurante Beach Banús, de la mano de 'Encuentros con la Cultura') 'Aquellas noches eternas', una obra de ficción que en realidad, cuenta la autora, es «una novela histórica». En el libro no faltan inauguraciones tan sonadas como la de Puerto Banús (18 de mayo de 1970) o el hotel Incosol (6 de abril de 1973), ni otras localizaciones como el Marbella Club o el restaurante La Meridiana, y los personajes de ficción se mezclan con esa aristocracia y burguesía que empezó a encontrar su lugar en la Costa del Sol y a la que luego llamamos jet set.
Por su novela desfilan Alfonso de Hohenlohe-Langenburg, José Banús, pero también Raphael, Frank Sinatra, Ava Gadner o Liz Taylor, y desde luego también mujeres, y en especial dos: Ira de Fürstenberg y Pilar Calvo, la mujer de José Banús. De la primera, la ganadora del Premio Fernando Lara 2011 asegura que era «un animal absoluto de las relaciones públicas» , a la que «hoy llamaríamos embajadora de la marca Marbella». Si convenimos que el punto de partida para el alumbramiento de la capital del lujo en la Costa del Sol es el Marbella Club, este «no se habría creado sin Ira de Fürstenberg», una mujer que provenía de una familia aristocrática italiana, «con muchísimos contactos», y que era «una anfitriona estupenda».
Un espacio único en el mundo
Grijalba, que se crió en Torremolinos, reivindica que el éxito de Marbella no era simplemente el lujo: «No olvidemos que venía gente de todo el mundo y eso era porque encontraba una libertad y un ambiente totalmente distinto». Es decir, «Gunilla [von Bismarck] en Alemania no habría podido hacer todo lo que hacía en Marbella», ejemplifica. Por eso considera que «los que vivíamos en la Costa del Sol en esa época vivíamos como algo normal cosas que no ocurrían en el resto del mundo, desde que en Torremolinos la homosexualidad fuera una cosa asumida, cuando en ningún sitio del mundo había esa libertad, o ver un topless, que al principio podía sorprender, pero que luego era lo que veías todos los días».
No habría Marbella Club sin Ira de Fürstenberg, y la mujer de José Banús intervenía en los negocios a espaldas de su marido
«Es un privilegio que tuvimos todos los que vivíamos aquí» porque, al fin y al cabo, «esto era una especie de paraíso en el que la gente hacía lo que le daba la gana», razona. Por eso, en 'Aquellas noches eternas' la protagonista es una mujer que llega de Oviedo y que proporciona el punto de vista de alguien que hasta ese momento había vivido una realidad muy diferente en la España de Franco.
Puerto Banús, el punto de inflexión
Si convenimos que el Marbella Club, inaugurado en 1954, es el punto de partida, el de inflexión es Puerto Banús: «Fue lo que marcó la diferencia con Torremolinos» o cualquier otra localidad de la Costa, «un sitio en el que para llegar hay que tener barco, y si viene con su yate es que tiene mucho dinero». A la inauguración asistieron no sólo «los habituales», sino personalidades como Grace Kelly, Rainiero de Mónaco, Roman Polanski o Hugh Hefner, el fundador de la revista 'Playboy', «una mezcla muy interesante», apunta la autora, que ya apuntaba a lo que fue después.
Y ahí emerge la figura de Pilar Calvo, la esposa de José Banús, «una mujer absolutamente burguesa» que se casó mayor, que había sido cantante de ópera «y a la que no se le espera haciendo ningún tipo de negocio, pero que en el fondo está llevando negocios de su marido, sin que él se dé cuenta para que no se ofenda», relata la escritora.
Integración y mestizaje
La autora de 'Aquellas noches eternas' considera que si eso ricos se fijaron en la Costa del Sol y en Marbella en lugar de otro punto del litoral mediterráneo europeo es algo que «surgió de manera natural, de esas cosas que si se preparan no salen igual de bien». Y defiende que hubo una integración sin estridencias: «A finales de los años 50 y en los 60 Marbella era un pueblo de pescadores», pero «se asumió que había un grupo de gente que luego se llamó la jet set que viajaba allí» a pesar de que «en el franquismo, evidentemente, había una gran diferencia de lo que ocurría allí a lo que ocurría en el resto de España.
«Todo se asumió con naturalidad, la gente mezclaba y la extranjera se casaba con el camarero del chiringuito»
Silvia Grijalba
Escritora
La escritora defiende que la forma en la que la población de Marbella y del resto de la Costa asumió todo eso fue «una transición muy natural» porque «la gente se podía mezclar» hasta el punto de que surgió «un mestizaje auténtico» porque la extranjera que venía de vacaciones se acababa casando con un español, y normalmente no con uno de clase alta, sino «con el camarero del chiringuito». «Y eso cambiaba todo en la familia, conocían como se vivía en Suecia, hacían 'waffles' y la extranjera se ponía bikini y a la octava vez ya parecía normal y luego se lo ponía la cuñada...», explica. «Y todo eso hace —agrega— que también las clases sociales se difuminen, que es una de las cosas buenas que tiene la Costa del Sol».
El hotel Pez Espada de Torremolinos, la cuna de todo
Aunque en 'Aquellas noches eternas' se habla de Marbella, la historia arranca en Torremolinos, la ciudad donde se crió Silvia Grijalba, y donde estaba en hotel Pez Espada, el establecimiento inaugurado el 31 de mayo de 1959 que podría considerarse la cuna de todo, más allá del Marbella Club, que abrió sus puertas cinco años antes, en 1954.
El Pez Espada se convirtió rápidamente en un referente del glamour, y por él pasaron artistas como Frank Sinatra, Brigitte Bardot, Ava Gardner o Elizabeth Taylor. Fue el lugar donde Raphael conoció a Brian Epstein, el manager de The Beatles ,que le abrió las puertas del Madison Square Garden, como cuenta la autora, cuya novela arranca en 1963, el año en el que John Lennon pasó dos semanas de vacaciones en Torremolinos.
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