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Francisco José Crespo. ANTONIO PAZ
Salva la vida de una niña de siete años a punto de ahogarse en un polideportivo de Marbella

Salva la vida de una niña de siete años a punto de ahogarse en un polideportivo de Marbella

La pequeña parecía que buceaba entre otros 40 niños pero se estaba ahogando

Charo Márquez

Lunes, 5 de agosto 2019, 02:00

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No deja de ser una maniobra mecánica y repetitiva pero tiene le enorme virtud de que salva vidas. La RCP (reanimación cardiopulmonar) fue la clave para que un joven socorrista de la piscina del polideportivo Guadaiza de Nueva Andalucía, en Marbella, salvara la vida a una niña de siete años que se ahogaba.

Francisco José Crespo, que así se llama este joven héroe de 22 años, vecino de Estepona, reconoce que actuó de forma instintiva, solo concentrado en repetir los movimientos precisos para que la pequeña recuperara la respiración y la consciencia.

La piscina de Guadaiza presentaba un lleno casi completo, como cada mañana. Diariamente acuden grupos de niños procedentes de campamentos a clases de natación, de la etapa de educación Infantil, y otros de Primaria, a nadar libremente junto a sus monitores. Al menos unos 40 niños se encontraban en ese momento en el agua.

«Inicialmente me pareció que la niña estaba buceando, pero me di cuenta que algo raro pasaba, me lancé al agua a por ella y la puse en el borde de la piscina», explica Francisco. Comprobó que tenía pulso, pero no respiraba y estaba inconsciente. Inició la maniobra de recuperación al tiempo que indicaba que dieran aviso a los servicios de emergencia.

Consiguió que expulsara el agua que había tragado y que tomara una bocanada de aire. «No sé qué tiempo pasó porque perdí la noción. Sólo estaba concentrado en recuperarla. No era consciente de todo lo que estaba pasando a mi alrededor», comenta el socorrista que lleva dos años trabajando en esta misma piscina durante los veranos.

Una vez que echó el agua, colocó a la niña en posición lateral, para que mejorara su respiración. «Yo trataba de hablarle, le decía que si me oía que me apretara el dedo. Pero no me contestaba», añade el joven, que más tarde supo que la niña no domina muy bien el idioma por que es de origen musulmán.

Aún sin recuperar el conocimiento, Francisco le cogió algunos pellizcos y le hizo cosquillas para comprobar que reaccionaba a los estímulos externos. Y así fue. Al poco tiempo llegaron lo servicios sanitarios del 061 que felicitaron a Francisco confirmando que su rápida intervención había salvado la vida a la niña y le había evitado posibles secuelas.

La pequeña fue trasladada consciente al Hospital Costa del Sol, donde recibió el alta esa misma tarde. Al parecer era el primer día que este grupo de niños acudía a la piscina.

Es la primera vez que Francisco ha tenido que enfrentarse a una situación parecida en su vida. Y espera que sea la última. No quiere que lo feliciten, no se considera un héroe y asegura que sería más feliz si no se hubiera producido este accidente.

Estudiante en la UMA de Educación Primaria (antiguo Magisterio), reconoce que mientras estaba realizando la maniobra de recuperación se ha acordado de una profesora del curso de primeros auxilios y socorrismo que le insistía «tenéis que ser intuitivos y no parad a pensar; actuar de forma repetitiva y automática». Y la enseñanza ha dado sus frutos.

Este socorrista cree que todos deberíamos saber las técnicas básicas de RCP, «porque no sólo en las piscinas, sino en cualquier lugar, puedes salvar una vida con unos conocimientos mínimos de primeros auxilios».

Francisco seguirá todo el verano paseando por el borde la piscina. Prefiere estar cerca «porque dos ojos son pocos y no quiero que nadie interfiera en mi campo de visión», apunta para que no les suponga un trauma.

A diario recoge a los niños que se sueltan de los churros y se llevan un pequeño susto al hundirse levemente para evitar que no le cojan miedo al agua. «Les hago una ahogadilla para que vean que es divertido», explica.

Tres con éxito

Con este son ya tres casos similares los que se han registrado en la Costa del Sol este verano. En los tres han sido niñas menores de edad que, gracias a la intervención de socorristas o de usuarios de las piscinas que les ha aplicado la RCP, han logrado sobrevivir.

El primero de los incidentes, y más dramático, se produjo en el complejo Pierre & Vacances de Estepona. Una pequeña francesa de unos cinco años de edad cayó a la piscina sin que sus padres se percataran. Pasados unos instantes, alguien que se bañaba la localizó y la puso inconsciente sobre el borde la piscina. Fue cuando Miguel Ángel Gil, un turista de 57 años de edad, intervino para aplicar la maniobra de recuperación.

El segundo caso se registró en la piscina del hotel Amaragua de Torremolinos. Una niña de dos años, de nacionalidad española, se lanzó al agua mientras sus padres hablaban. El socorrista del hotel percibió que algo iba mal y se tiró a rescatar a la pequeña. De inmediato consiguió que expulsara el agua que había tragado y también la salvó.

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