Al rescate del vidrio en la basura de la Costa del Sol para su reciclaje
El Complejo Ambiental Costa del Sol ha recuperado 4.000 toneladas de este material gracias a su circuito de separación específico
joaquina dueñas
Marbella
Viernes, 24 de diciembre 2021, 00:13
Todos conocemos los tradicionales iglús para la recogida de vidrio, de hecho es uno de los reciclajes más consolidados y su separación es muy sencilla. ... Por eso sorprende conocer que el Complejo Ambiental Costa del Sol ha recuperado este año 4.000 toneladas de vidrio en la línea de residuos sólidos urbanos, es decir, ha logrado separar toda es cantidad de la basura. Un dato que cobra todavía más relevancia si tenemos en cuenta que el servicio de recogida selectiva mediante contenedor verde y puerta a puerta de la Mancomunidad de Municipios ha sumado 11.226 toneladas.
Se trata de más de un cuarto de las 15 toneladas totales que se recuperan. Sin que sirva como excusa para continuar mejorando los hábitos de reciclaje, desde el complejo ambiental pretenden afinar al máximo la separación de materiales para su mejor aprovechamiento. Para ello, en 2017 Urbaser invirtió en la puesta en marcha de la línea de recuperación de vidrio, dentro de la planta de afino, que permite la separación de este material de la fracción de restos orgánicos.
La empresa concesionaria trata en la planta de Casares todo lo que llega desde los contendores azules, amarillos y grises, es decir, el cartón, los envases ligeros y los residuos orgánicos. Además, también recibe camiones de muebles o enseres, denominados voluminosos. Del vidrio se encarga Ecovidrio que dispone de 3.286 iglús repartidos por la Costa del Sol. Fue el primero de recogida selectiva que pudimos ver en nuestras calles y el año que viene se cumplirán 30 años de su aterrizaje en España.
Cuando llegan los camiones de residuos sólidos urbanos descargan en unos grandes fosos. Basta un solo vistazo para comprobar que el reciclaje no es tan alto como cabría esperar y junto a los restos de comida, servilletas o mascarillas, llegan numerosos vasos de yogur, tetrabricks de leche o de zumo y envases de patatas fritas así como botes y botellas hechos añicos e infinidad de cápsulas de café y fundas de aluminio de las botellas de vino. De hecho, la principal razón de incorporar nueva maquinaria en 2017 fue la proliferación de las nuevas cafeteras de cápsulas que cambió la forma de consumir el café creando un nuevo residuo.
De los grandes fosos, las operarias extraen la basura con unos grandes pulpos mecánicos para colocarla en las cintas transportadoras para comenzar el proceso de separación y tratamiento. Cada pulpada recoge 2,5 toneladas de residuos y cada operaria hace en torno a 300 por turno. Nada más comenzar su recorrido, otros empelados retiran los elementos de mayor volumen como toallas, trozos de madera o de colchones en un primer triaje manual. A partir de ahí, comienza un proceso en el que pasa por diferente maquinaria de filtrado que va separando los materiales en diferentes cintas. En total, dos kilómetros en 167 tramos.
Después del triaje manual llega el turno del sistema balístico, una mesa densimétrica que con el movimiento detecta las densidades de los materiales. Luego, siguen innovadoras técnicas de separación, como cribas de barra y separadores ópticos que permiten recuperar piezas de vidrio de entre 10 y 50 milímetros, antes irrecuperables. Y es que después de pasar por los contenedores, los camiones, los fosos y los pulpos, el vidrio llega en trozos muy pequeños. Una vez separado, la maquinaria lanza cada uno a una zona diferente.
Los residuos orgánicos continúan su camino hasta las naves de fermentación. Un espacio de 13.000 metros cuadrados, equivalente al tamaño de dos campos de fútbol, donde los restos pasan ocho semanas para su fermentación. De ahí, luego se recuperará el vidrio.
Planta de afino
Para ello, los residuos orgánicos pasan a la planta de afino, que como su propio nombre indica, termina de afinar con un último filtrado. El material obtenido vuelve al nuevo recorrido del que se obtiene por un lado, la parte orgánica final que va destinada a compost; por otro, las cápsulas de café, bandas de aluminio de los cuellos de las botellas de vino; y finalmente, los trozos de vidrio que se acumulan en un depósito concreto para su aprovechamiento.
El delegado de Residuos Sólidos Urbanos de la Mancomunidad, Juan Luis Villalón, expone que «gracias a esta tecnología podemos recuperar de nuestros residuos gran parte del material que es potencialmente reciclable, entre ellos el vidrio, que es 100% reciclable».
Añade que «esta recuperación evita que estas cantidades de vidrio terminen en vertedero y que contaminen el compost que se obtiene como producto final tras el afino de la materia orgánica».
«El alto índice de recuperación revela la importancia de seguir trabajando en campañas de información y concienciación para evitar que los ciudadanos tiren botellas y tarros de vidrio a la basura, en lugar de depositarlos en el iglú verde», señala.
Tesoros entre los residuos
Además del cristal, se obtienen cubos de elementos metálicos y de aluminio que pasan por objetos perdidos. En ese departamento es donde las operarias han encontrado a lo largo de este año auténticos tesoros. Es habitual que aparezcan cubiertos, algunos de ellos de plata, pero también muchas joyas. El Complejo Ambiental Costa del Sol custodia en sus instalaciones unas 1.500 piezas de joyería halladas en la basura que suman 3,5 kilos de oro. La mayor parte de las piezas encontradas son alianzas, aunque también se han llegado a descubrir algunas con diamantes.
En esos cubos de lo que parece que jamás se podría obtener nada romántico, se ha encontrado este año incluso una carta íntegra escrita por un soldado a su novia hace 47 años, con fecha del 21 de abril de 1974. Una misiva que estaba en muy buen estado de conservación.
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