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Sábado, 25 de mayo 2019, 00:36
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La iniciativa que lidera la Delegación de Cultura del Ayuntamiento para que Marbella disponga, por fin, de un Museo de Historia está más que perfilada a nivel constructivo y museológico. Según ha podido confirmar este periódico el equipamiento, concebido con el objetivo de ofrecer una visión completa del devenir de la ciudad desde la Prehistoria hasta la Edad Contemporánea de una forma visual y dinámica, a través de las piezas que componen la Colección Arqueológica y las nuevas tecnologías, dispondrá de dos sedes expositivas: el Convento de la Trinidad, cuyo proyecto de rehabilitación está concluido a nivel básico, pendiente de modificaciones para obtener el visto bueno de la Junta de Andalucía, y el Cortijo Miraflores -en concreto, el espacio que ocupa la sala de lectura que estará disponible tras la puesta en funcionamiento de la Biblioteca de La Represa-. Así lo define el proyecto Museológico del Museo de Historia de Marbella elaborado por la Delegación Municipal de Cultura, documento en el que se fijan todas y cada una las características del equipamiento. El Museo dispondrá asimismo de una sala de Provisión de Fondos Arqueológicos que desde marzo de 2018 funciona en la avenida Arias de Velasco para recopilar e inventariar las piezas de la Colección y que posteriormente, está previsto amplíe sus funciones además de como depósito, como lugar de recepción de nuevos materiales, acceso a investigadores y taller de restauración.
La directora general de Cultura, Enseñanza y Patrimonio Histórico de Marbella, Carmen Díaz, afirma que crear un Museo de la Historia de la Ciudad ajustado a todos los requisitos de la Ley de Museos y Colecciones Arqueológicas es un objetivo «ambicioso», cuyos resultados serían enormes para el conjunto del patrimonio local, «ya que reconduciría al visitante a otros patrimonios como las torres vigías, el Castillo o los yacimientos que forman la Ruta de la Huella romana».
La materialización del Museo conlleva el desarrollo de varios programas, fundamentalmente el museológico y el arquitectónico, y cada uno de ellos está, a su vez, en una fase distinta. Para organizar todo el recorrido por la historia de Marbella se han seleccionado dos espacios expositivos. Uno de ellos es la actual sala de lectura del Centro Cultural Cortijo Miraflores, un recinto de 65 metros cuadrados que acogerá un discurso expositivo formado por tres bloques temáticos que abarcarán distintas épocas históricas, desde la Prehistoria hasta la tardoantigüedad. El segundo espacio será el Convento de la Trinidad, un inmueble en ruinas que se encuentra en el Casco Antiguo y que data del siglo XVI. En este equipamiento se proyectan otros tres bloques que irán desde la Edad Media hasta la Edad Contemporánea.
Los lectores más avezados se estarán preguntando ya cuáles son las tareas efectuadas para poner a punto el viejo convento trinitario. No son pocas. Decidido su uso para Museo de Historia, la Delegación de Cultura del Ayuntamiento contrató en noviembre de 2017 una intervención arqueológica de lecturas paramentales en el inmueble para completar los resultados de los trabajos realizados en 2007 y 2008. Los datos obtenidos debían servir de base al arquitecto encargado de elaborar el Proyecto de Rehabilitación, de modo que tuviera información de las distintas fábricas, técnicas de construcción y la datación de este edificio histórico, situado en el número 1 de calle Viento, en las inmediaciones del Museo del Grabado Español Contemporáneo. En marzo de 2018 se contrató la redacción del Proyecto de Rehabilitación del Convento de la Trinidad para uso museístico que se terminó, a nivel básico, en junio; momento en el que se envío a la Consejería de Cultura para su informe. En la actualidad, este proyecto básico de rehabilitación está siendo concretado a nivel constructivo, de uso, descriptivo y urbanístico, según las directrices que ha marcado la propia Junta de Andalucía. El Ayuntamiento prevé enviar en los próximos meses este proyecto a la Consejería para continuar el trámite y obtener la autorización autonómica para rehabilitar el inmueble.
Fue a finales de 2017 cuando el Ayuntamiento se propuso iniciar la andadura para hacer realidad la aspiración de contar con un Museo de Historia. Para ello se hizo un diagnóstico de la situación de partida y un plan de acción para identificar qué se podía exponer, dónde y cómo. Localizados los recintos expositivos, quedaba por elaborar los planes que regularán la exhibición, conservación o manipulación de los fondos existentes.
Las piezas arqueológicas que se encuentran en manos del Ayuntamiento son la razón que justifican la existencia de un Museo de estas características, por lo que era necesario iniciar programas dirigidos a organizar estos fondos. La primera fase en este campo ha consistido en reunir todas las piezas, ya que algunas se encontraban expuestas y otras repartidas por distintos almacenes municipales sin ningún control. Para poner orden la Delegación de Cultura del Ayuntamiento convirtió un local municipal en la citada Provisión de Fondos Arqueológicos, un espacio donde inventariar la totalidad de la colección y elaborar el Plan Museológico del Museo. Desde el departamento de Cultura señalan que desde este espacio se intenta también incrementar la Colección con piezas que se encuentran en manos privadas o que sean resultado de intervenciones arqueológicas recientes. Importante en todo este proceso ha sido la colaboración de empresas arqueológicas que han revisado sus inventarios, el Museo de Estepona y la colaboración de técnicos independientes como el profesor universitario José Suárez Padilla.
La Provisión de Fondos Arqueológicos ha terminado la primera fase de trabajos prevista antes de la apertura, es decir, el Plan Museológico del Museo y la documentación anexa al mismo. Ahora, se encuentra en proceso de iniciar la segunda fase que debe concretarse con un aumento de sus funciones, con la creación de un taller de restauración y la capacidad de poder incrementar la Colección incorporando bienes culturales no sólo por donación, sino también por otras vías como el depósito de intervenciones arqueológicas y la petición a otros Museos que posean materiales encontrados en la localidad.
Este proyecto es de vital importancia, porque son muchos los riesgos que se ciernen sobre la riqueza patrimonial del municipio; un ejemplo, es la escasa valoración que se tiene y el escaso uso social que se hace del mismo, junto a la percepción de que el patrimonio es un problema para el desarrollo de la ciudad. Una situación que contrasta con la realidad que ha demostrado que las inversiones culturales favorecen la identidad colectiva y la economía de un territorio y que, en definitiva, es un factor imprescindible para el desarrollo sostenible de cualquier ciudad.
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