María Bravo: «Vengo de una familia humilde, pero con mucho amor»

Acaba de volver de vacaciones.

Sí. Hemos estado en la costa de Italia. Hemos ido a Capri y hemos recorrido la Riviera de Italia. Es la segunda vez que hacemos ese recorrido. Nos encantó. En otras ocasiones habíamos estado por Asia, Grecia, pero es que la Riviera de Italia es maravillosa. La comida, el mar… He ido con unos amigos.

Ahora vuelve a Marbella, donde pronto se celebrará la gala Global Gift.

Este año tenemos una premiada, una mujer emprendedora, que es la embajadora de Estados Unidos en España. Eva Longoria, como siempre, será la anfitriona de la gala. Tendremos a Manuel García Rulfo, que es el protagonista de la serie El abogado de Lincoln, de Netflix, y va a presentar la gala junto a Chenoa. Tenemos un montón de sorpresas. Este año va ser muy especial porque volvemos al hotel Meliá Don Pepe, después de dos años sin celebrar allí la gala por la pandemia. Debido las fuertes restricciones, el año pasado nos tuvimos que ir a la plaza de toros. Hemos vuelto a nuestro hogar, a ese jardín maravilloso bajo las estrellas. En pocas ciudad podemos tener algo así. Hacemos una doce galas al año. En Francia, tenemos dos, en el Festival de Cannes y en París. Tenemos Londres, México, Miami y Tokyo, donde vamos por primera vez.

¿Cuáles están siendo los resultados? ¿A cuánta gente habéis llegado a ayudar?

Este año es el décimo aniversario y estamos haciendo literalmente todo el recuento. Digo yo: sería interesante saber cuánto hemos donado, cuánta gente hemos podido ayudar, cuántos proyectos hemos sacado adelante y cuántas cosas hemos construido gracias a Global Gift. Lo contaremos en la gala. Lo que sorprende es que ha habido gente que ha estado desde el principio, diez años, y ahora tenemos lista de espera.

¿Qué le motivó a crear un proyecto filantrópico?

Siempre he sido voluntaria en diferentes fundaciones. En los Angeles estuve en el Children´s Hospital en un programa llamado Padres contra el Cáncer. Allí asistí a las familias latinas que no hablan inglés y tienen niños con cáncer. Los asistimos como traductores para que pueden hablar con los médicos y ayudarles a entender las terapias que puedan necesitar sus hijos. Desde hace más de veinte años, Eva y yo hemos querido ayudar. Mi madre me lo inculcó de pequeña. Era una persona que echaba más agua a la sopa para alimentar a la gente que lo necesitaba. Nací y crecí en Estepona hasta los once años. Después nos vinimos a Marbella, al barrio de la Divina Pastora. Vengo de una familia muy humilde, pero con mucho amor y mucha compasión. Cuando estás en una situación favorecida, te das cuenta de lo importante que es ayudarse los unos a los otros. No hace falta ser rico ni famoso para ser un filántropo. Hay que tener buena voluntad. Todos, ricos o pobres, hemos necesitado en algún momento de nuestra vida que alguien que nos diera la mano.

Ha vivido en Estados Unidos.

Terminé mis estudios de márketing en Estados Unidos. Me fui en 1989 y allí me casé con un canadiense. He vivido 34 años allí. Con la pandemia me he venido para acá para estar más cerca de mi familia. Y no me quiero ir (ríe).

¿Cómo viviste la cuarentena en Marbella?

Muy bien, muy tranquila y serena. Me hacía falta parar. Piensa que no estoy en un ningún país más de una semana. Estaba cansada emocionalmente y físicamente. Me vino muy bien haber estado en España con mi gente y mi familia, aunque no la pudiera ver. Sentí que podía cuidarlos. Iba al supermercado para llevar comida a mi padre y se la dejaba en la puerta. Me gustaba el ambiente que se vivía aquí.

¿Cómo se presenta este verano?

A Marbella siempre la miro con ojos bonitos. Intento destacar lo mejor de la ciudad y obviar lo que no es tan bonito. Lo malo no lo cuento, aunque entiendo que vosotros tengáis que hacerlo. Quiero que los invitados de la gala tengan una buena impresión. En todos los lugares del mundo pasan estas cosas o muchas peores. Hay muchas Marbellas y la de los tiroteos en discotecas no lo es. No me vas a encontrar allí. Mi Marbella es más sana.

¿Qué tal tu amistad con Eva Longoria?

Muy bien. Es mi mejor amiga, mi confidente y mi socia.

Llegaste a actuar con Eva en una película.

Fue por Bruce Willis. Hice de extra, pero de risas. Siempre me ha gustado actuar. De joven era bailarina en un grupo e íbamos por toda la Costa del Sol. Tenía dieciocho años y así es que como me pagué los estudios y pude irme a Estados Unidos. Todas las noches hacíamos uno o dos shows. Al final me metí en otro mundo, el de las finanzas. Cuando estuve con Bruce me encantó ese mundo e hice varios papelitos. Hasta estudié con Ivana Chubbuck, profesora del método. Hice varias películas y series de televisión. Lo que pasa es que no tengo una piel tan dura para estar en ese mundo. Soy creativa, pero sobre todo ejecutiva. Ahora voy a hacer un pequeño papel en una película en Estados Unidos.

¿Cómo está Bruce Willis?

Estuve hablando con su familia y te lo puedes imaginar. Es todavía joven y me da pena por lo que está pasando, porque él es consciente de todo, aunque no lo pueda comunicar. Puede hablar, pero la afasia es complicada. Si quieres decir este libro es verde, a lo mejor lo que sale es techo, suelo, blanco.

Entonces lo que dice no es lo que está pensando.

Exactamente. A veces tampoco sabe dónde está. Es como el Alzheimer, a veces estás y a veces no estás. Es muy triste. Me imagino a Bruce, que es una persona maravillosa, en esa situación y me da una tristeza grandísima porque es consciente de todo lo que le rodea. No lo entienden, porque no puede comunicarse. Tampoco puede escribir. Es una gran persona.