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Vista de las dependencias de la Policía de Estepona. Charo Márquez
«Vi cómo los policías humillaban y abusaban de mi amiga; traté de impedirlo, pero no pude»

«Vi cómo los policías humillaban y abusaban de mi amiga; traté de impedirlo, pero no pude»

El testigo principal de la supuesta agresión sexual denunciada por una joven en Estepona cuenta a SUR su versión de los hechos

Jueves, 14 de junio 2018

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Lleva desde el domingo en tratamiento psicológico porque, dice, aún no puede encajar lo que vio. Hugo (nombre ficticio escogido por él para mantener en el anonimato su identidad y, con ella, la de la víctima) es el testigo principal de la supuesta agresión sexual por la que están arrestados dos policías locales de Estepona. «Vi cómo humillaban y abusaban de mi amiga. Traté de impedirlo, pero no pude», afirma el joven.

Hugo relata lo sucedido con la ansiedad de alguien a quien le duele recordar. No se detiene en los detalles y pide acabar cuanto antes porque está «tomando pastillas». Y añade, resignado: «No estoy preparado para describir lo que vi, pero tengo que hacerlo».

Hasta ahora, los arrestados guardan silencio, a expensas de lo que hagan hoy ante la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de la localidad, que dirige las pesquisas. Al parecer, se limitaron a rechazar la acusación que se cernía sobre ellos al ser detenidos. Ayer, los agentes de la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta de la comisaría esteponera, que han llevado todo el peso de la investigación, trataron de tomarles declaración, pero ambos se acogieron a su derecho a no hacerlo.

Por tanto, por el momento solo se conoce una versión del caso cimentada sobre los testimonios de Andrea, la supuesta víctima, de 18 años; su amiga Karla (es también nombre inventado) y el novio de ésta, Hugo, que ha accedido a relatar a SUR lo sucedido para que se sepa «la verdad» y que, insiste, no se cuente en los medios una historia distinta.

«Fuimos los tres –Andrea, Karla y él– a Estepona a pasar el fin de semana después de que ellas terminaran la selectividad para que se despejaran. El viernes salimos de fiesta y tan normal. Y el sábado estuvimos toda la noche en la discoteca Mosaïc. Ellas tomaron algunas copas y yo, solo una, la que se incluía con la entrada». Hugo es el único de los tres que tiene carné y, por tanto, debía conducir de vuelta al apartamento de los padres de Andrea, donde se hospedaban.

Vídeo. Llegada a los juzgados de los policías locales

Regresaron sobre las 5.20 horas. «Íbamos de camino a casa cuando vi de lejos un vehículo de la Policía [Local]. Pensé: 'Antes de que me vean, estaciono el coche'. Pero ya se habían dado cuenta. Entraron en dirección prohibida, sin luces. Se bajaron y se acercaron a nosotros sin pedirnos la documentación o el nombre siquiera. Solo me preguntaron si había bebido y si llevaba droga en el coche».

Volver a casa en taxi

Hugo reconoció que había tomado una copa y los agentes les hicieron bajar del coche. «A mí y a mi novia nos separaron y ya se centraron en Andrea», explica. Tras una breve conversación en tono distendido, los policías les propusieron que volvieran a casa en un taxi y que dejaran su vehículo aparcado junto a una gasolinera de la avenida Puerta del Mar. «Se ofrecieron a pedirnos uno, incluso a pagárnoslo, pero les dijimos que no hacía falta», añade el joven.

Los agentes se quedaron con el número de teléfono de Hugo y, cuando iban de camino a casa en el taxi, se pusieron en contacto con él para darles la ubicación de la estación de servicio donde estaba su coche y le pidieron la del apartamento donde se hospedaban, siempre según la versión del testigo. Los padres de Andrea aseguran que los policías usaron la excusa de desplazarse hasta la vivienda para «terminar de cumplimentar unas diligencias».

Al parecer, decidieron esperarlos abajo, en la entrada del edificio, para evitar que ellos subieran. «Ellos llegaron a los cinco minutos vestidos de uniforme. Pretendían quedarse a solas con ella abajo y yo les dije que no lo iba a permitir. Entonces, me quitaron las llaves de la mano y nos obligaron a todos a subir al apartamento». Dice Hugo que la actitud de los agentes no era «ni violenta ni amistosa, pero son policías, las personas en la que más tienes que confiar, y lo que menos puedes pensar es en que va a ocurrir algo así».

En el piso «ocurre que hay cocaína», apunta el joven sin querer profundizar demasiado. Los agentes, según las versiones de víctima y testigos, comenzaron a desnudarse y a consumir esta sustancia estupefaciente. En ese instante, su novia, Karla, consiguió escapar, presa de un ataque de pánico. «Yo me quedé para intentar ayudar a Andrea, pero a mí me inmovilizó uno de los policías locales y me sacó de la casa», añade.

Hugo asegura que su amiga «se negó en todo momento, subiéndose la cremallera del vestido». El joven insiste en que intentó ayudarla, pero que ellos le empujaban para apartarlo y lo arrinconaban. «No puedo describirlo. La humillaron y abusaron de ella. Le di la mano como pude y le dije: 'Tranquila, todo pasa'», agrega.

Tras esa primera supuesta agresión sexual, que se habría producido en el salón, Andrea entró en su dormitorio para vestirse, ya que, según dice, le destrozaron el vestido y la ropa interior. Hugo entró detrás, trató de explicarle lo que estaba pasando y calmarla, pero «uno de los vino detrás de mí, me inmovilizó y me sacó de la casa» bajo el pretexto de que lo acompañara a su casa en busca de más droga, concretamente hachís.

Cuenta Hugo que lo subió en un Audi de color negro, condujo hasta su domicilio y que lo dejó encerrado en el coche mientras él entraba supuestamente a por cannabis. «Yo llevaba el móvil encima, pero no se me ocurrió llamar a la policía... ¡porque tenía a la policía delante!». En el apartamento, Andrea permanecía en el otro dormitorio con el otro agente, quien presuntamente la violó mientras ellos iban en busca del hachís.

Cuando volvían, Hugo recibió una llamada de Karla, que estaba siendo asistida en una ambulancia que estaba aparcada cerca del edificio. «Me ordenó que le dijera que pidiera el alta voluntaria». Acto seguido, el policía llamó a su compañero, siempre según la versión del testigo, para advertirle de la presencia de la ambulancia y que debían huir.

Según las fuentes consultadas, antes de marcharse de allí, llegaron a acercarse a los sanitarios para preguntar qué había sucedido y si necesitaban ayudan. Poco después, cuando llegó la Policía Nacional, Hugo y su novia empezaron a contar lo sucedido. Andrea tardó más de 12 horas en poder contarle a los investigadores las agresiones sexuales que supuestamente había sufrido.

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