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Culpables, pero no de detención ilegal. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha condenado a los británicos Westley Capper y Craig Ian Porter por introducir contra su voluntad a la joven letona Agnese Klavina en un vehículo la madrugada del 6 de septiembre de 2014 en la puerta de la discoteca Aqwa Mist, en Marbella. Es la última imagen que hay de la chica, que lleva en paradero desconocido desde entonces. Pese a ello, la Justicia no considera probado que los procesados la secuestraran, como sostenían la Fiscalía y la acusación particular.
El tribunal entiende que los hechos son constitutivos de un delito de coacciones, por el que impone una pena de dos años de cárcel a Westley Capper, en calidad de autor, mientras que sobre Craig Ian Porter ha recaído una condena de seis meses menos un día de prisión como cómplice del delito. El portero de la discoteca Aqwa Mist, que se sentó en el banquillo por su posible participación en los hechos, ha sido absuelto.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso SUR, se considera probado que aquella noche Agnese Klavina salió «de fiesta» con unos amigos con los que estuvo «tomando copas» en un establecimiento, desplazándose posteriormente, entre las tres y las cuatro de la madrugada, a la discoteca Aqwa Mist con una parte del grupo.
Según el fallo, una vez allí, Agnese siguió consumiendo bebidas alcohólicas y se separó de su grupo de amigos, ya que había conocido a los procesados Westley George Capper y Craig Ian Porter, con los que continuó bebiendo, «coqueteando con ellos junto a otra mujer». Después de un rato juntos en la citada discoteca, los británicos invitaron a ambas mujeres a acompañarles al domicilio del primero, en la urbanización El Madroñal, para «continuar la fiesta, rechazando el ofrecimiento la otra mujer», relata la resolución judicial.
Sobre las 6.00 horas, los ahora condenados abandonaron la discoteca junto con Agnese y se dirigieron al aparcamiento, donde se encontraba estacionado el marca Mercedes, modelo S63 AMG, propiedad de Capper. Por el camino, Porter se adelantó, acompañado por el portero de la discoteca, y se sentó en el asiento del copiloto.
Agnese Klavina y Westley Capper se habían quedado rezagados. Según la sentencia, «la chica se mostró reticente a acompañarles». El británico, que deseaba que les acompañase a su domicilio, «no aceptó el cambio de opinión». Para el tribunal, Capper se aprovechó del «evidente estado de embriaguez» de la joven letona y de su superioridad física, «pues no sólo es un hombre sino que además es muy corpulento», así como de la «presencia de Porter en actitud expectante en el interior del vehículo para doblegar la voluntad de Agnese».
La joven, dice el tribunal, entró en el Mercedes sin intervención alguna de otra persona. «Si bien en algún momento del trayecto Capper llegó a agarrarla, la soltó ante la reacción de la chica, quien no obstante ello fue avanzando hacia el vehículo impulsada por los gestos conminatorios del procesado», según recoge la resolución judicial.
Una vez que la joven se subió al coche, Capper entabló conversación con el portero de la discoteca, que estaba «de espaldas al lugar ocupado por Agnese». En este momento, resalta la Sala, la chica abrió la puerta trasera derecha del turismo, «si bien se ignora cual era su intención». Capper hizo un gesto al portero, que cerró la puerta. Los jueces subrayan que la letona no opuso resistencia, ni «tampoco intentó abandonar el automóvil posteriormente, a pesar de que el mismo tarda aproximadamente un minuto en iniciar la marcha».
A partir de ese momento, captado por las cámaras de videovigilancia de la discoteca Aqwa Mist, los familiares y amigos de Agnese Klavina no han vuelto a tener noticias de ella. En la sentencia se fija una indemnización de 10.000 euros (la Fiscalía pedía más de 84.000) para la joven letona o, en su caso, a sus legítimos herederos.
El tribunal discrepa de las acusaciones en la calificación jurídica. Mientras que la Fiscalía y la familia los consideraban constitutivos de un delito de detención ilegal, por el que el Ministerio Público pedía 12 años de cárcel para los británicos, la Sala entiende que los hechos probados encajarían mejor en el tipo penal de las coacciones.
Los magistrados de la Sección Segunda consideran que, aunque ambos delitos protegen el mismo bien jurídico, la libertad de las personas, «la detención ilegal típica se perfila más claramente en los casos de encierro o internamiento», mientras que el de coacciones consiste en «compeler, imponer, constreñir o presionar a otro para que lleve a cabo una conducta que no desee, sea justa o injusta, o impedirle la realización de los actos que quiere ejecutar».
Los británicos Westley Capper y Craig Porter protagonizaron, año y medio después de la desaparición de Agnese Klavina, otro episodio en Marbella. El 9 de mayo de 2016, un Bentley conducido por Capper, en el que viajaba como copiloto Porter, atropelló a Fátima Dorado Para, una cocinera boliviana de 40 años en un paso de peatones de San Pedro Alcántara. La mujer falleció en el hospital. Los acusados emprendieron la huida y fueron posteriormente detenidos en un centro comercial de Estepona.
Por aquel caso, la Fiscalía solicitó una condena de dos años y medio de cárcel al considerar que conducía bajo los efectos del alcohol y la cocaína a 75 kilómetros por hora en un tramo limitado a 40. Capper ingresó en la cuenta judicial 300.000 euros para posibles indemnizaciones y se le aplicó el atenuante de reparación del daño.
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