Brazadas solidarias de La Línea a Estepona

Como gran parte de las historias interesantes surgidas en el último año, esta también tiene su origen en el confinamiento. De estar nadando todo el día en el Club Natación de Torrox, Carlos pasó a estar encerrado en casa, por lo que se puso a hacer ejercicio mañana y tarde. Cuando los días de reclusión finalizaron las piscinas permanecían cerradas, por lo que comenzó a realizar sus entrenamientos en el mar, en aguas abiertas.

Uno de esos primeros días posconfinamiento, en el que completó 18 kilómetros, pensó en cubrir nadando la distancia entre dos ciudades con las que tiene especial relación sentimental: La Línea, ciudad donde nació y Estepona, en la que se crió. Una distancia de 35 kilómetros que en principió planteó hacer por tramos, aunque finalmente decidió hacerlo de forma ininterrumpida y que ese esfuerzo sirviese para alguna iniciativa solidaria. Presentó la idea a la Fundación 24 Horas de Estepona, entidad que se ha encargado de organizar la logística necesaria para una actividad de este tipo.

Cada localidad por la que Carlos pasará -La Línea, San Roque, Manilva, Casares y Estepona- recaudará fondos para ayudar a alguna causa o asociación concretas, que se irán perfilando, al igual que las cuentas que cada municipio pondrá a disposición para los donativos, según se acerque el día del evento, previsto, en principio, para el 29 de mayo, aunque podría retrasarse una semana dependiendo de las condiciones climatológicas.

Una aventura que le llevará a permanecer un total de entre doce y quince horas en el agua y para la que lleva meses entrenándose intensamente. «Tengo la suerte de tener en Torrox a Melquiades Álvarez, exnadador -fue olímpico en Pekín 2008-, que me está preparando. Diseña los entrenamientos, la preparación de la semana y me acompaña cuando puede. Me siento como un profesional», relata Vinuesa.

Cinco entrenamientos a la semana con alrededor de 6.000 metros cada día en la piscina, que se combinan con días de gimnasio y uno de cardio, aunque lo más importante son las brazadas acumuladas. «Desde enero son ya más de 300.000 metros nadados», confiesa.

La previsión es meterse en el mar en torno a las siete de la mañana en el Club Náutico de la Línea y llegar entre las siete y las nueve de la noche a las instalaciones del Club Náutico esteponero. Irá acompañado de dos embarcaciones y otros dos kayaks, que le prestarán asistencia y le harán compañía en los momentos difíciles. Los últimos kilómetros los hará acompañado por miembros del Club Natación Estepona, que le darán ese último empujón para tocar tierra.

«Lo más complicado serán las corrientes en contra, porque suponen un doble esfuerzo», explica Carlos, que asegura tener «controlado ahora mismo» el aspecto psicológico, clave en un reto de esta magnitud y por el que se siente «agradecido, ya que todas las puertas que estamos tocando para colaborar se están abriendo».