PP, PSOE y Ciudadanos lo apoyan y el resto de grupos están en contra
IGNACIO LILLO
Domingo, 7 de mayo 2017, 00:58
En la polémica sobre la torre proyectada en el Dique de Levante para un hotel de cinco estrellas existen dos bandos opuestos frontalmente: el de ... los partidarios, formado por el PP, el PSOE y Ciudadanos. Y el de los detractores, integrado por IU-Málaga para la Gente, Málaga Ahora y el edil no adscrito que actualmente representa a Podemos. A tenor del número de concejales de unos y otros en la composición del pleno, la balanza política se inclina por el sí a esta infraestructura, ya que, como recuerda el portavoz del partido naranja, Juan Cassá, «el 80% del Consistorio está a favor».
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«Hotel en el puerto sí, el concurso se ha hecho como se debe hacer, con un inversor y un aval de dos millones de euros, es una oportunidad extraordinaria», alega el edil de Ciudadanos, para quien las críticas porque pueda afectar al skyline de la ciudad son «bastante discutibles». «Es una oportunidad de subirnos al carro de la modernidad, con un modelo con un éxito total en ciudades como Barcelona, queremos atraer turismo de lujo». A lo que añade: «No entiendo por qué se vuelve a abrir un melón que debería estar superado; somos los representantes de los malagueños, la ciudadanía ha depositado la confianza y tenemos que coger ese mandato».
El concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares, alega que los malagueños eran conscientes de esta iniciativa cuando votaron mayoritariamente a las siglas del PP, puesto que ya iba en los programas electorales de 2011 y de 2015. Al igual que el anterior, se pregunta por qué se vuelve a discutir ahora: «El debate tenía que haber sido antes del concurso, el Plan General permite incluso más altura». A lo que añade: «Hay una tendencia política a la que le molesta mucho que venga inversión de fuera». En otro punto, argumenta: «Si Barcelona lo tiene, ¿por qué nosotros no, por qué ese complejo? Hay que aspirar a más y este es uno de los grandes proyectos que van a transformar la ciudad y que nos ponen en el punto de mira del mundo. Un grupo catarí que invierte 130 millones, ¿qué tiene Málaga?». Pomares destaca la «valentía» del presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata, y su equipo, y recuerda que ha sido el primero desde 2011 que lo ha impulsado a pesar de saber que sería un proceso complejo y polémico.
Daniel Pérez, responsable de urbanismo en el Grupo Municipal Socialista, respalda el proyecto por la necesidad de más planta hotelera de cinco estrellas. «El hotel en el puerto será un salto cualitativo. Es una apuesta importante que se tiene que ajustar a la normativa. Si los informes son favorables, este se convertirá en un elemento singular que dará una potencialidad que en estos momentos no tiene». Pérez recuerda que ya en noviembre presentaron una moción para que el Gobierno apruebe la Delimitación de Espacios y Usos Portuarios (Deup, la normativa que permite este uso), y que está desde entonces pendiente de la firma del ministro. «Se está dilatando mucho el proceso y queremos celeridad». Coincide con los anteriores en que ahora «se está intentando generar ruido, cuando el proyecto ya ha superado el concurso de gestión, que tuvo una fase de información pública y no hubo alegaciones, y es cuando se tenía que haber hecho».
En el otro extremo, los grupos de izquierda coinciden en la mayoría de sus argumentos para rechazarlo de plano. Eduardo Zorrilla, portavoz de IU- Málaga para la Gente, denuncia que se pretenda «regalar el mejor suelo de la ciudad al primer inversor que llega con un proyecto faraónico». También critica que afectaría a la movilidad en el eje este-oeste, al tiempo que pone de relieve el alto impacto paisajístico, en el punto más sensible. «No se debe jugar al Monopoly con los suelos del puerto», afirma, y propone en su lugar la creación de un museo del mar, además de potenciar los usos netamente portuarios, tales como el crucerístico y el tráfico de contenedores y graneles. A su juicio, es un tema central para el futuro de la urbe y por tanto hay que consultar a la ciudadanía, como ocurre en otras democracias más asentadas.
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Ysabel Torralbo, portavoz de Málaga Ahora, pone de relieve que siempre se esgrime la singularidad del edificio para justificar el interés general, «pero el 95% de los malagueños difícilmente va a poder disfrutar de un hotel de lujo». A su juicio, hay que abrir el debate a los ciudadanos: «Creemos en un urbanismo participativo, sobre todo cuando los proyectos tienen un impacto para varias generaciones, que tienen que seguir procesos más democráticos. Es simplista decir que tienen la mayoría y con eso pueden dejar lo que quieran».
En una línea muy similar a los anteriores, Juan José Espinosa, edil no adscrito perteneciente a Podemos, reclama una consulta a la sociedad civil ante un tema «estratégico e irreversible, que destroza el paisaje de la fachada marítima y donde se enajena el suelo público». Al tiempo, arremete contra el informe de medio ambiente elaborado por la consultora Sfera para la Autoridad Portuaria (adelantado por este periódico): «Es escandaloso por la simpleza de decir que esto no se va a ver, no es serio».
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