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Miles de personas se agolparon en la meta situada en Marbella para ver la llegada de los corredores. :: josele-lanza
Marbella se vuelca con la Vuelta

Marbella se vuelca con la Vuelta

Miles de personas dan calor al pelotón que tomó la salida ayer desde Puerto Banús

NIEVES CASTRO

Domingo, 23 de agosto 2015, 01:08

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Dicen que en Marbella se puede encontrar de todo. La afirmación cobra veracidad al conocer a Juan Antonio Delgado. Un cordobés prejubilado de 57 años que lleva un lustro siguiendo la caravana de la Vuelta en cada salida (Benidorm, Pamplona, Villanueva de Arosa, Jerez y ahora, Puerto Banús). La tradición une sus dos grandes pasiones: ciclismo y turismo. «El ambiente de una ciudad en el arranque de la competición es especial, pero reconozco que esta es una de las salidas más bonitas que he visto. Ha sido brutal ver a los corredores pedaleando por el pantalán, rodeados de yates. Es la Vuelta del glamour», bromea este aficionado que ha tenido que contentarse con observar la estampa a cierta distancia. Y es que el acceso al estrecho pantalán de abrigo de Puerto Banús, desde donde tomaron la salida los 198 ciclistas que participan en la ronda española, estaba reservado a medios de comunicación y autoridades, que cortaron la cinta. Entre ellos, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, el consejero de Turismo, Francisco Javier Fernández, el presidente de la Diputación , Elías Bendodo, la presidenta de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, Margarita del Cid, y el alcalde de Marbella, José Bernal.

Los aficionados más avispados (y con más posibles, todo hay que decirlo) tomaron posición en sus yates para disfrutar de las primeras pedaladas desde el mar y entre sorbo y sorbo de vodka, gin-tonic o champán. Desde la popa del 'Lazzara' un italiano pertrechado de sombrero reconoce no ser aficionado, pero muestra interés «por algo diferente que se sale de la rutina». A la ruptura de esa normalidad contribuyó toda la parafernalia que rodea a la Vuelta: los helicópteros de la Policía Nacional sobrevolando la zona, los coches de los diferentes equipos cargados con las bicicletas de repuesto en las bacas, tarimas dispuestas a lo largo del recorrido para los operadores de televisión y, por supuesto, las guapas azafatas de la Vuelta, que recibieron incluso algún que otro piropo por parte de los ciclistas durante los entrenos de la mañana.

Pero no sólo el recinto náutico se transformó durante el día de ayer, el buen ambiente y el lleno absoluto en las calles se hizo extensivo desde primera hora en los aledaños por donde horas más tarde discurriría el pelotón. No había pérdida. Las vallas que delimitaban el paseo marítimo marcaban el camino. El recorrido se llenó de stands promocionales de toda clase de artículos, aunque la joya de la corona para los aficionados fueron las tiendas oficiales de la Vuelta que cuajaban el litoral. Joaquín y Manolo Benítez, locos por las dos ruedas, no pudieron resistirse. «Por 10 euros nos llevamos un cargamento de recuerdos de este día: camiseta, gorra, imanes y pulseras dentro de una mochila reversible. Un día es un día», asegura el más pequeño de los hermanos.

Negocio en plena carrera

Aficionados y curiosos llenaron las terrazas de los locales de hostelería, que hicieron buena caja a pesar de la existencia de carpas de Cruzcampo en las que corría la cerveza gratis. «El objetivo es alcanzar las 8.000 degustaciones entre los dos puntos que tenemos repartidos en la salida y la meta, y con el calor que hace seguro que batimos la marca», afirmaba a mediodía Adrián Cherún, de la Agencia Top Sur. En la playa de la urbanización el Oasis, el Chiringuito El Puerta atendía sus propias mesas, pero también a los bañistas que al otro lado del paseo ocupaban la toalla y la hamaca, lugares estratégicos para desgañitarse al paso de cada equipo. «Tanto gritar me ha dejado la garganta seca, esta es la tercera Coca-Cola de la tarde», apunta José Martí en bañador desde la arena.

Pero las cosas como son, no todos los negocios turísticos hicieron su agosto. Trabajadores de ciertas atracciones como los del ferry Fly Blue, que cubre la distancia entre el Puerto Deportivo de Marbella y Puerto Banús, sintieron un freno en la afluencia. «Hoy es un día en el que la gente prefiere quedarse en tierra para ir de un sitio a otro», comentaron. Y no le faltaba razón a este repartidor de 'flyers'. Aficionados y curiosos, entendieran o no de ciclismo, permanecían bien atentos a tierra firme desde hormigón, asfalto, albero, mármol o tarimas. «Hemos llegado esta misma mañana pedaleando desde Fuengirola para apoyar a los corredores... ¡Viva 'Purito'», gritaba Paco Rodríguez enfundado en un 'maillot' rosa y 'culotte' negro junto a otros compañeros que tampoco se separaban de su bicicleta.

Junto a los entendidos capaces de recitar del tirón el nombre de los líderes de los 22 equipos que tomaron la salida en la ronda ciclista, se vio otro modelo de aficionado, el que no tenía mucha idea ni del formato ni de los entresijos de la carrera, pero tanto daba. Yessica Bernal, sobre una alfombra de yoga y a la sombra de los eucaliptos de la playa de El Ancón, pasaba la tarde mientras su marido sudaba la camiseta de aplaudir a pie de albero. «Aficionada no soy, pero a mi marido le encanta y no podía perdonarme no haber venido», relata la mujer.

Justamente en esta zona se escuchaban comentarios duros sobre la superficie. «Es un día de relax para los corredores», comenta con cierta rabia el inglés Peter Huge desde una zona alta donde se domina el paseo marítimo. «El problema con el albero ha sido una pena porque ha deslucido un poco. Por lo demás está todo muy bien. Marbella está a tope», dice Manuel Díez. El sentimiento de orgullo de este marbellí fue compartido ayer por muchos otros, y es que la ciudad supo dar su mejor imagen.

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