¿Y el pendrive?

Nuestro simpático Ministro de Justicia se ha propuesto transformar los juzgados en oficinas 'paperless' y no dentro de un siglo, sino a partir del próximo año

NIELSON SÁNCHEZ- STEWART

Miércoles, 27 de mayo 2015, 00:27

UNO de los jueces más mediáticos -mediáticos porque aparece mucho en los medios que no mediocre- ha terminado una, al parecer, interminable instrucción. Ha llevado ... el espinoso tema en el que le tocó, por reparto puro y duro, intervenir, ajeno a la importancia de los implicados en el oscuro asunto. No ha buscado protagonismo a pesar de que se ha sabido el centro de la atención pero si hubiera querido aparecer en televisión en todas las oportunidades en que lo ha hecho se habría, seguramente, arreglado un poquito que, a las alturas de nuestra generación, es sumamente necesario. Inusitadamente -que significa, como todo el mundo sabe, lo no oído- no se ha dejado guiar por el Ministerio Público como tantos otros jueces. En Marbella sabemos de esto. El hombre ha hecho su trabajo y no le ha importado el who is who. Igualdad ante la ley. Egalité dirían los franceses que transformaron a Su Majestad en el ciudadano Capeto para luego cortarle su augusta cabeza.

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Los meses, transformados en años, se ven plasmados en 70.000 folios divididos en tomos, auténticos paquetes que han sido cargados en un furgón de regular tamaño porque hay que remitirlos a la Audiencia para que se celebre el juicio. Porque lo mejor, por lo menos lo más importante, está todavía por venir. El proceso penal tiene dos fases: la de instrucción, donde se investiga el delito y los posibles responsables y se les asegura para que no desparezcan, y la del juicio, donde se aprecia si el imputado -debería decir el investigado- es culpable o no. Esto es lo que está todavía en veremos aunque, lamentablemente, a nadie le cabe la menor duda -esperemos que a los jueces sí- de la responsabilidad de los que se van a sentar en el banquillo mientras no haya condena firme hay presunción de inocencia. Por cierto, esto del banquillo es un decir porque ahora se provee al que se juzga de un asiento más cómodo. El progreso lo abarca todo.

La cantidad de papel es notable. Los folios en blanco vienen en paquetes de quinientos y pesan 2.600 gramos, 2 kilos y 600 gramos. 70.000 folios son 140 paquetes mal contados por lo que al peso, la instrucción equivale a más de tres toneladas y media. Una persona normal tarda, digamos, un par de minutos en leer una carilla por lo que, suponiendo que esté todo escrito por un solo lado, se invertirían 140.000 minutos, equivalentes a 2.350 horas, casi 100 días, sin dormir, ni comer, ni nada en repasar el tocho. Esto, claro, lo del tiempo que no lo del peso, no es así, porque de la cantidad de papelería que contiene el sumario, ni el 5 por ciento es auténticamente trascendente. Lo demás está constituido por copias, recopias y requetecopias de otros documentos, comunicaciones, acuses de recibo, traslados. Los que estamos en el ajo conocemos estas menudencias pero los que no han visto un procedimiento -felices ellos- ni por el forro, se quedan con la aterradora cifra y se preguntan cuánto chanchullo se esconde en esas páginas.

Hace un tiempo, el gobierno enviaba al Congreso el proyecto de ley de presupuestos generales del Estado en un camión. Ya desde hace años, en un 'diskette'. Estoy viendo al Ministro de Hacienda, creo que era el defenestrado y actual personaje, con una sonrisa enseñando el avance tecnológico.

Y hablando de ministros, nuestro simpático Ministro de Justicia -empeñado no sólo en desmontar los criticados proyectos de su antecesor- se ha propuesto -lo dice en cada oportunidad que se le presenta- transformar los juzgados en oficinas 'paperless' y no dentro de un siglo sino a partir del próximo año. Una epopeya que nos asombrará a todos pero que resistiremos como hemos resistido la implantación del IVA, del euro y de otras imposiciones que parecían insuperables. La experiencia está resultando complicada y, si no, que se lo pregunten a los riojanos que están de conejillos de indias en este trámite. Asustados estaremos todos porque los plazos son los plazos. Pero todos los cambios producen un trauma. Y lo del ahorro de papel es muy relativo. Sólo se traslada la carga al que recibe desde el que envía. Así pasa hoy con las compañías aéreas que hasta te penalizan si no llevas impresa la tarjeta de embarque. Así que lo del arbolito verde no funciona siempre.

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Así que el pendrive para 2016.

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