Pantoja y su camino a la perdición
Tras un desembarco triunfal en Marbella, ahora está a punto de ir a la cárcel
Juan Cano
Martes, 4 de noviembre 2014, 01:33
Como un gran teatro al acabar un concierto. Tras los gritos enfervorizados de los seguidores, los incesantes juegos de luces y las notas musicales levantando ... aplausos del respetable, el silencio se va apoderando de la sala y los focos comienzan a apagarse. La escena, que Isabel Pantoja conoce bien en su faceta como artista, es también una metáfora de la situación que ha vivido la tonadillera en la última década.
Después de un desembarco triunfal en Marbella para impulsar la imagen de la ciudad, Pantoja agota sus últimas posibilidades para eludir la pena de prisión que se le ha impuesto por, precisamente, las actividades ilícitas que realizó de la mano de quien la llevó a la localidad costasoleña: su expareja Julián Muñoz.
El álbum de su vida ilustra el ascenso y el posterior declive. Queda ya lejos aquella imagen de la cantante con la cabeza alta enfilando la plaza de los Naranjos de Marbella, el 28 de febrero de 2003; la acompañaban Muñoz y la que entonces era su mujer, Maite Zaldívar, saludando a diestro y siniestro, como si fueran miembros de la realeza. Era la foto del poder y de la fama, que más tarde se darían la mano.
Poco después, la pareja comenzó a vivir su época dorada, tras hacerse pública su relación. Se les fotografió juntos en el camino a la aldea de El Rocío, que a la postre se convertiría en su particular camino a la perdición. Y se hicieron inseparables. Pantoja actuó de alcaldesa consorte, hasta que, en agosto de 2003, a Muñoz le arrebataron la vara de mando en una moción de censura.
Desde entonces, la cantante ha vivido un declive que parece no tener fin. El 2 de julio de 2007 fue detenida por la operación Malaya, aunque posteriormente su caso se convirtió en una pieza separada por blanqueo cometido cuando estuvo con Muñoz. Estos hechos han perseguido a la cantante durante los últimos años y las 27 sesiones del juicio del ya conocido como caso Pantoja no sirvieron para exculparla. No valieron sus comparaciones con la entonces Infanta Cristina o los mensajes durante sus conciertos en los que culpaba a «ese amor» de su condena.
La Audiencia sentenció a la tonadillera a dos años de prisión y al pago de una multa millonaria. Mientras apura su libertad bajo la amenaza de un inminente ingreso en la cárcel, su reputación sigue cayendo. Hoy, el Consejo de Gobierno tiene previsto retirarle la Medalla de Andalucía que le concedió. La Justicia pondrá la última nota a este concierto.
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