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Nieves Castro
Miércoles, 18 de junio 2014, 01:21
El sol aprieta, pero no importa. Los candidatos aguardan turno para entregar en mano su currículum a Juan Carlos Ferrero, un empresario que oferta 156 puestos de trabajo para poner en marcha este verano un beach club en Marbella. El 'chiringuito' tiene previsto iniciar la actividad el primer sábado del mes de julio y, aunque todavía restan detalles para finalizar la obra, el proceso de selección del personal arrancó este pasado lunes. Se precisan muchas manos para atender los 3.500 metros cuadrados de parcela sobre la que se configura el club, ubicado en la playa de El Pinillo, al lado del longevo negocio de karting de Funny Beach.
La oferta se destina a 40 camareros, diez camareras para atender la barra, dos cocteleros, cuatro cajeras, 15 personas para el equipo de seguridad, 30 relaciones públicas, una docena de animadores, seis limpiadoras, seis hostess (anfitriones del club), cuatro empleados de 'parking', dos socorristas, sendos jefes de cocina, tres pinches, cinco camareros más para el restaurante, cuatro djs, tres asistentes para las camas y jaimas, y dos personas más para el mantenimiento y las reparaciones de la instalación.
Aunque el proceso de selección arrancó apenas hace 48 horas y se prolongará de manera intensiva hasta el próximo lunes, desde el mes de abril Ferrero lleva recogidas casi 2.000 vidas laborales. Pero el empresario sigue buscando, más de la mitad acaban en el fondo del cajón. El motivo: la falta de profesionalización. Hay mucha gente que viene a pedir trabajo y le da igual pinchar discos que ser socorrista. No están especializados en nada, y es una pena porque no le podemos dar la oportunidad de que trabajen con nosotros, afirma Ferrero, empresario bien conocido en la noche de Marbella, dueño de cinco locales más aparte del nuevo club que abrirá con el nombre de Funky Buddha Beach.
Las instalaciones, entre las que destaca una piscina de casi 500 metros cuadrados, un restaurante con capacidad para 400 comensales, un aparcamiento para 250 coches y una zona náutica con servicio de transporte mediante zódiac para los clientes que fondeen sus embarcaciones a escasos metros de la orilla, requiere un personal con bagaje. A la experiencia, Ferrero suma tan sólo un par de requisitos más: residencia en Marbella y nivel de inglés para aquellos trabajadores que vayan a tener relación con la clientela. El 85% del público procede de fuera de España, y por nuestra experiencia sabemos que el árabe, el chino, el ruso, el escandinavo o el francés joven habla inglés, explica Ferrero para quien el conocimiento del idioma es básico, así como residir en la localidad. Busco gente que viva en Marbella o San Pedro porque cuanto más lejos vive el trabajador más complicaciones tiene para el desplazamiento, afirma. No se retrae cuando se le pregunta abiertamente sobre el perfil de edad que quiere: Eso importa y mucho, subraya. Fija su horquilla entre los 20 y 40 años para los trabajadores que vayan a estar cara al público, requisito que se esfuma, al igual que el nivel de idiomas, para los empleados que ocuparán puestos de espaldas a la clientela.
Más pruebas
Los seleccionados pasarán pruebas antes de incorporarse a la plantilla. Si las superan se les abrirá el camino a un trabajo de dos meses y medio, a jornada completa (40 horas semanales, en turnos de doce a diez de la noche) por algo más de mil euros mensuales, un pico que dependerá de la categoría profesional, según marque el convenio del sector. Pero cualquiera que conozca el mundo de los beach club sabe que las monedas y billetes que dejan los agradecidos clientes suponen un sobresueldo. De hecho, el empresario avisa: En un sitio como este las propinas son tanto o más interesantes que el salario.
En la cabeza del empresario no ronda, por el momento, la idea de crear una bolsa de trabajo para el año que viene, cuando abrirá, al igual que la competencia, en el mes de mayo para alargar la temporada hasta finales de septiembre, pero sí la contratación a media jornada de los mejores para reforzar el resto de locales de su red. En los tiempos que corren, el ejemplo de Ferrero, que no suelta prenda sobre la inversión realizada, es una rara avis.
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