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Once días con la angustia en el cuerpo

Once días con la angustia en el cuerpo

En 2012 se cumplieron 25 años del secuestro de Melodie Nakachian. Así fueron los hechos

Héctor Barbotta

Lunes, 16 de junio 2014, 18:30

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El 11 de julio de 2010, España estaba pendiente frente al televisor de las imágenes que llegaban desde Sudáfrica, donde la selección de fútbol jugaba por primera vez la final de un mundial. El francés Alain Bernard Coelier había elegido ese día para citarse con sus colaboradores en un chalé de la localidad alicantina de La Nucia, donde se había establecido. Llevaba poco tiempo en libertad tras haber pasado cuatro años en la cárcel después de que fuera sorprendido con un cargamento de cocaína a bordo de su barco.

La reunión tuvo un final sangriento. Mientras España celebraba el gol de Iniesta que la encumbraba a la cima del fútbol mundial, Coelier caía bajo dos disparos a las puertas del chalé. El crimen fue considerado un ajuste de cuentas entre bandas rivales, y de hecho no sorprendió a la policía. Coelier llevaba toda la vida moviéndose entre las bandas del crimen organizado francés. Era un viejo conocido. Mucho tiempo antes había tenido un papel relevante en el secuestro de Melodie Nakachian, del que en 2010 se cumplieron 25 años.

Aquella mañana, el lunes 9 de noviembre de 1987, la niña, de cinco años, viajaba en el coche con su hermano mayor y la mujer de éste. La llevaban a clase. En el camino desde la villa de Estepona donde Melodie vivía con sus padres -el empresario libanés Raymond Nakachian y su esposa, la cantante coreana Kimera- hasta el colegio Aloha, de Marbella, el vehículo fue interceptado por un coche y una furgoneta con hombres armados y encapuchados que actuaron con precisión quirúrgica. En unos minutos se llevaron a la pequeña y huyeron con destino desconocido.

Llamadas falsas

El suceso conmovió a la Costa del Sol. Ocupó portadas de periódicos y horas en la televisión a la espera de un desenlace, pero el tiempo transcurrió sin que se supiera nada. Durante los primeros días la familia recibió llamadas apócrifas en las que se solicitaba el pago de un rescate -hubo incluso un comunicante que habló en nombre de ETA- y la policía comenzó una búsqueda sin apenas pistas, pese a que en la jornada siguiente al secuestro la furgoneta utilizada en la operación fue localizada en San Pedro Alcántara.

Desde el primer momento se distribuyeron fotos de la niña y se apeló a la colabración ciudadana, y durante once larguísimos días el suceso mantuvo en vilo a la opinión pública y disparó las especulaciones. La angustia de la familia fue prácticamente retransmitida en directo. Los Nakachian recibieron incontables muestras de solidaridad, incluida una cuestación organizada por los padres del colegio Aloha para hacer frente al posible rescate. Una de las personas más activas en esta actividad fue la francesa Nadine Etienne, madre de una compañera de clase de Melodie que meses antes había acudido a una fiesta de cumpleaños en casa de los Nakachian.

No transcurrió mucho tiempo hasta que se recibió una llamada telefónica a la que se dio credibilidad. Un español que se hacía llamar Óscar contactó con Nakachian para poner precio a la vida de la niña: 13 millones de dólares. Lo que no se sabía era que el empresario había colaborado con la policía desde el primer momento, y que cuatro días después del secuestro las fuerzas de seguridad ya contaban con una pista fiable.

La angustia duró 11 días. En la madrugada del viernes 20 noviembre, los GEO irrumpieron en un apartamento de la urbanización Torreguadiario, en la localidad gaditana de San Roque. Redujeron de un disparo a un hombre que custodiaba a la pequeña y acabaron con el secuestro. Momentos después, Melodie se reunía con sus padres.

Con el tiempo se fueron conociendo detalles, como que con el correr de los días los raptores, una banda integrada por delincuentes franceses y en la que había un solo español, habían bajado sus pretensiones de 13 a dos millones de dólares, y que una de las integrantes era Nadine Etienne, quien había pasado los datos sobre la solvencia económica deNakachian y participado en la organización del secuestro.

En total, 17 personas fueron condenadas por los hechos, aunque en España solo se juzgó a seis. Entre ellos al cabecilla, Jean Louis Camerini, quien en un principio consiguió huir junto a Alain Coelier a Barcelona, donde ambos fueron capturados. Nadine Etienne fue la única que no pisó la cárcel. Escapó antes de que la condena fuera firme: 12 años de prisión que nunca cumplió.

Un cuarto de siglo después, la familia Nakachian no ha superado el episodio, que se resiste a recordar en público, aunque Melodie es ya una mujer de 30 años graduada en Psicología por una universidad de Estados Unidos. Los años le han devuelto un anonimato que no quiere perder. Su familia aún vive en la villa que durante aquellos angustiosos días estuvo rodeada de cámaras esperando noticias.

El pasado verano cayó en Almería una peligrosa banda de atracadores integrada por personas provenientes del Este de Europa. Entre ellos había un español: Ángel García Menéndez. El mismo que 25 años atrás, bajo el falso nombre de Óscar, comunicó por teléfono las exigencias de los captores.

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