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carmen alcaraz
MÁLAGA
Sábado, 29 de junio 2019, 00:07
Fernando Mira Monerris es un creador nato, comprometido con su profesión, y que siempre busca ofrecer un poco más. «Siempre está inventando algo nuevo», comentaba Macarena, su esposa, cuando inició hace ya cuatro años la aventura de Libo, una línea de productos gourmet en la que hace honor a su padre, Liborio Mira Gisbert.
Por eso no es de extrañar que de nuevo la pasión, la búsqueda de la excelencia y el homenaje a sus raíces estén presentes en su último proyecto, Libo Café, una encantadora cafetería ubicada en el interior de la Sala Unicaja de Conciertos María Cristina. «Me animé a embarcarme en esta aventura porque es un espacio único, con impresionantes pinturas del siglo XIX de las que mi padre era un enamorado, y no pude resistirme», explica Mira Monerris.
Dirección Calle Marqués de Valdecañas, 2. Sala Unicaja de Conciertos María Cristina
Teléfono 627 141 735
Horario de 10.30 a 20.30 horas. Cierra los domingos
El espacio, que ocupa el antiguo ambigú de la Sala, ha sido proyectado con mimo y cariño, cuidando los detalles y con la idea clara de ofrecer a los clientes una experiencia diferente y de calidad tanto en el interior como en el pequeño patio, flanqueado por los restos del monasterio franciscano sobre el que se construyó este antiguo Liceo.
Para ello, Fernando ofrece una pequeña selección de algunos de sus mejores helados, que presentan en una copa de cristal de media luna diseñada por su propia familia. Del mismo modo, emplean una elegante vajilla de porcelana para servir los cafés. Además de su famoso blanco y negro, Libo Café cuenta con bebidas frías y calientes, licores y tartas caseras, elaboradas en su obrador de Compás de la Victoria.
Otro de los encantos de la cafetería, a la que se accede a través del Salón Mudéjar y del Salón de los Espejos, es que está conectada con la Sala de Interpretación, en la que se explica a los visitantes los misterios de este emblemático edificio declarado Bien de Interés Cultural. Todo ello crea una experiencia única y envolvente en la que gastronomía, cultura y tradición se combinan con acento malagueño.
Pese al poco tiempo que llevan abiertos, el responsable afirma que la acogida ha sido muy buena. «Estamos muy contentos con la experiencia. Tanto cuando hay conciertos u otros eventos como en el día a día del conservatorio se genera un ambiente muy interesante y enriquecedor. Además, hemos conseguido fidelizar a muchos clientes, por lo que tenemos la ilusión de convertirnos en un espacio de referencia para los amantes de la música y la cultura», subraya el responsable.
Tras el mes de agosto, en el que la Sala y por ende la cafetería permanecerán cerradas, Libo Café tiene previsto incorporar a su oferta algunos platos fríos y vermut. Una balsa de placidez en el frenético corazón de Málaga.
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