Bandejas de pitufos de la panadería Mateo Luque.

¿Por qué el pitufo se llama así en Málaga?

El origen de este bollito se encuentra entre dos panaderías que habrían acuñado el nombre a principios de los años ochenta

Domingo, 2 de noviembre 2025, 00:47

¿Han probado alguna vez a pedir un pitufo cuando desayunan fuera de Málaga? A más de uno le ha pasado y al ver la ... cara de póquer del camarero se ha dado cuenta de que es un idioma exclusivamente malagueño. Igual que pedir un sombra o un mitad. Sabemos que la curiosa forma de nombrar los cafés nació durante la posguerra en el Café Central, donde daba buena cuenta el famoso mural de azulejos colgado en sus paredes durante décadas. Pero, ¿y el pitufo?, ¿por qué se llama así?

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El inventor del término no está claro a ciencia cierta. Eso sí, tanto profesionales del sector como hemeroteca y memoria colectiva malagueña apuntan a que se encuentra entre la panadería Mateo Luque y La Canasta. «Somos muy amigos y nunca hemos entrado en esa polémica», reconoce Silvestre, hijo de Mateo Luque, en referencia a Antonio Cárdenas, fundador de El Bambi, panificadora que fue el germen de La Canasta.

Este periódico ha intentado ponerse en contacto con él sin obtener respuesta, pero el panadero y empresario ha comentado en más de una ocasión entre compañeros del gremio y en alguna entrevista que creó el famoso bollito junto a su mujer buscando un tipo de pan más pequeño que el de Viena.

Exactamente la misma razón que recuerda Silvestre Luque: «Normalmente, en las cafeterías se pedían medias 'vienas' porque una era muy grande. Partida quedaba fea, entonces a mi padre se le ocurrió hacer bollos más pequeños también de pan de Viena y de pan de flama». «¿Que a lo mejor Antonio empezó a hacerlos antes? No sabría decirte, era principios de los ochenta, no recuerdo el año exacto en que empezamos«, cuenta con honestidad Silvestre Luque.

Arriba, Silvestre Luque, en la panadería antes de jubilarse. Abajo, Antonio Cárdenas, fundador de La Canasta, y furgoneta de Mateo Luque con la imagen del pitufo y el bollito de pan.

Sobre lo que no hay duda es que fue Mateo Luque quien popularizó estos bollitos de pan con nombre de hombrecillo azul: «En aquella época estaban de moda los dibujos animados y mi padre fue quien lo asoció a ellos con la imagen del pitufo con su bollito de pan, en un luminoso que pusimos, en carteles y hasta en las furgonetas, sobre todo pensando en los niños. Entonces ya empezaron a hacerlos en otros obradores y se extendieron también a los bares, a muchos de los cuales hemos repartido a diario durante todos estos años».

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«En aquella época estaban de moda los dibujos animados y mi padre lo asoció a ellos con la imagen del pitufo con su bollito de pan», recuerda Silvestre Luque

Hace sólo cinco meses que cerraba la panadería tras jubilarse después de cuatro décadas al pie del cañón y con un compromiso solidario muy marcado de ayuda a personas necesitadas. Su padre puso en marcha el establecimiento en 1964 en la calle Churruca, desde donde se mudarían a principios de los ochenta a la calle Tampa. Fue allí donde alumbraron esta nueva acepción del pitufo, hoy en día referente indiscutible de los desayunos malagueños. Y para todos los gustos: desde el clásico hasta el de soja, el integral o el de multicereales. Eso sí, lo suyo es que no supere los 70 gramos para considerarse pitufo.

Dónde comerlos

Cuestión aparte es el relleno. El más popular es el mixto, pero hay infinidad de opciones. Algunas incluso lo convierten, más que en un desayuno, en un brunch-almuerzo. Por ejemplo, los que sirven en La Ñora (C/ Gerona 9, Cruz del Humilladero), donde cuesta cerrarlos. De jamón asado con queso semicurado, de carne mechada, de solomillo con manteca colorá o también mixto, con cualquiera de los que preparan a diario tendrán energía para toda la jornada.

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Propuestas de La Ñora, El Ruiseñor y Tu Sitio.

Si hablamos de contundencia, tampoco se quedan atrás los del bar Los Exagerados (C/ Aguilar y Cano 1, El Palo), sólo con el de pata asada, tortilla, beicon, queso y alioli pueden salvar el día. Otros de los más populares son los de jamón ibérico que preparan en El Ruiseñor (C/ Ruiseñores 13, Puerto de la Torre), y que rematan con su loncha sobre el bocadillo (firma de la casa).

Muy aclamados son también los pitufos de El Cafelito de Moy (Plaza San Francisco, Rincón de la Victoria), desde el de pata al horno con manteca blanca hasta el de ternera con cheddar fundido, mucho donde elegir, quizás de las cartas más amplias en Málaga. No menos recomendables son los de la cafetería Tu Sitio (C/ Nuzas 22, Teatinos): de atún, de lomo en manteca, o de jamón de pata y queso fresco, con cualquiera se acierta.

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Y no se puede hablar de desayunos pitufiles sin mencionar el de salchichón de Málaga de El Diamante (C/ Pozos Dulces 3, Centro) o el que triunfa desde hace años en el Bar Mesón Paco (Plaza de las Brigadas Internacionales 3, zona de La Térmica): tortilla con carne mechada y alioli. Estos son algunos de los más destacados, pero la lista es interminable. Nunca hubiera imaginado Peyo el éxito que tendrían sus pequeños seres azules en Málaga, ese lugar en el que se comen pitufos y se beben nubes.

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