‘Spain is different’
Las grasas no son nuestros enemigos, de hecho son precursores de moléculas biológicas con importantes funciones metabólicas como las hormonas esteroideas y la bilis
Inmaculada González-Molero
Domingo, 8 de noviembre 2015, 23:10
Quizá uno de los temas más recurrentes en esta columna sea el que se refiere al consumo de grasa, pero, como sabrán, en medicina hay ... pocas verdades absolutas y periódicamente conviene revisar algunos conceptos. Que Spain is different lo sabemos, pero para muchas cosas puede ser que además de diferente sea mejor. Me explico. En España se consume un alto porcentaje de grasas y lejos de estar equivocados parece que este hábito puede ser saludable en función del tipo de grasa que se consuma.
Las grasas no son nuestros enemigos, de hecho son precursores de moléculas biológicas con importantes funciones metabólicas como las hormonas esteroideas y la bilis; nos aportan ácidos grasos esenciales que no puede sintetizar el organismo y vitaminas liposolubles (A, D, E y K). Hace unas semanas se publicaba un documento de consenso sobre el consumo de grasa y aceites en población española y merece la pena que conozcan algunas conclusiones. En estas guías no se limita a una cantidad exacta la ingesta de grasas saturadas como en guías previas, sino que se incide en el tipo de alimentos que las poseen. Por ejemplo, se desaconsejan alimentos ricos en grasas saturadas como carnes procesadas, mantequilla, bollería o fritos industriales, mientras que no se limitan los procedentes de leches fermentadas como yogures.
En cualquier caso, sustituir la ingesta de alimentos ricos en hidratos de carbono o ácidos grasos saturados como mantequilla o carnes procesadas por polinsaturados como los del pescado y monoinsaturados (como los del aceite de oliva) disminuye el colesterol y protege frente a enfermedad cardiovascular. Los ácidos grasos omega 6 protegen de enfermedad cardiovascular, pero en España debido al escaso uso de aceite de semillas su consumo es algo bajo, pudiendo aumentarse tomando frutos secos, semillas y aceites derivados.
Los omega 3 de origen marino son cardioprotectores y debido al consumo de pescado en nuestro país solemos cubrir las necesidades (se deben tomar dos o más raciones de pescado graso a la semana). En cambio, el consumo de los omega 3 de origen vegetal es bajo, siendo sus fuentes nueces, soja y vegetales de hoja verde. En resumen, es mucho más importante la calidad de la grasa que la cantidad total y por tanto una dieta rica en grasa con ácidos grasos monoinsaturados y nutricionalmente equilibrada como la dieta mediterránea no promueve aumento de peso y es idónea para la salud cardiovascular.
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