Las recetas de la mamma Scorsese

Por eso, cuando hace ya cuarenta años a Martin Scorsese le propusieron rodar un documental sobre la comunidad italoamericana para conmemorar el bicentenario de los Estados Unidos, no encontró mejor hilo conductor que la comida, ni mejor actriz protagonista que su madre. Scorsese puede dirigir, producir, actuar, provocar, pero su madre, Catherine, era capaz de todo eso y más: sabía cocinar.

Un fin de semana le bastó al director de Casino para hacerse con el material con el que alumbraría Italoamericanos, la historia de tres generaciones de la familia desde su Sicilia natal hasta Nueva York, contada al calor de un recetario. Con su propia historia, Scorsese narró la de los cientos de italianos que, como sus abuelos, dejaron Europa para labrarse una vida mejor al otro lado del Atlántico.

Aquello no acabó allí, y ahora, de la mano de la editorial Confluencias, se publica en castellano Italoamericanos, el libro de cocina de los Scorsese, un trabajo con el que poco después Catherine puso letra a las imágenes de su hijo para satisfacción de los millones de amantes de la cocina italiana y los incondicionales del director.

El documental comienza con Scorsese pidiéndole a su madre que le hable de la salsa mientras se acomoda junto a su marido en el sofá del salón. La receta del il Sugo su majestad la salsa es la única institución que todo italiano respeta y venera se convierte en el pretexto para que Catherine y Charles cuenten la historia de los suyos. A partir de ahí, entre idas y venidas a la cocina y recetas de las abuelas, los padres del cineasta van desgranando su vida.

El libro es poco más o menos lo mismo, pero en otro soporte. Entre recetas de sopas, platos de pasta que incluyen las panelle (fritura con harina de garbanzo) y unas cuantas lasañas que han pasado de generación en generación, la mamma incluye fotografías del clan Scorsese y de algunas de las muchas películas de su hijo en las que participó. ¿Quién no recuerda la escena de Uno de los nuestros en la que De Niro, Pesci y Liotta se sientan a la mesa de la señora Scorsese, aún manchados de sangre, después de haber acabado con uno que no era de los suyos?

Cuando en enero de 1997 solo un año después de haberse publicado el libro en Estados Unidos, Catherine falleció, dejó un legado que incluía unos hijos que la adoraban, decenas de fieles amigos, una carrera en el cine y las memorias de la familia en forma de libro de cocina.

A su muerte, el New York Times publicó una necrológica en la que contaba que la matriarca de los Scorsese se había apagado para desconsuelo de sus seguidores. «No habrá lecturas de autor para acompañar la presentación literaria; ni siquiera una aparición en televisión explicando lo importante que es agregar un poco de salsa de tomate a las albóndigas para que permanezcan suaves. No ha habido tiempo para desvelar más secretos».

Unos días después de morir, Martin Scorsese honró a su madre con una cena para treinta amigos que incluía ocho platos que aparecen en su libro. Al acabar, Cathy, la nieta de la homenajeada, aseguró que todo había resultado perfecto salvo un detalle. «Esto parece salami dijo pellizcando un trozo. Mi abuela permitiría todo excepto queso y tomate en la pizza».