Piedras en el camino

En Málaga sabemos bien cómo cambiar el chip. De aquel Málaga que resurgió de sus cenizas, al que seguimos siempre en su deambular por todas las categorías hasta tocar la gloria en la Champions, nos queda este que ha logrado evadir un nuevo descenso tras un humillante trato que le ha mantenido con el presupuesto más bajo. Quiero decir que es indispensable un cambio de mentalidad para seguir las andanzas de la selección como hemos seguido por aquí con nuestro Málaga, con paciencia, conformidad y grandes dosis de un optimismo contenido que un día, más pronto que tarde, pueda romper en unas jubilosas jornadas de éxito. Y no es que haya que criticar la lista del seleccionador y mucho menos la ausencia de Sergio Ramos, cuya lesión y ya larga inactividad justifican sobradamente esa ausencia. Extraña más que nada el hecho de que en esa lista de 24 jugadores ( y no los 26 de rigor), 14 de ellos estén en el extranjero y algunos de ellos sin demasiada solvencia; extraña esa urgencia en la nacionalización de Laporte cuando en la Liga los hay y buenos, además con su mismo perfil. Sorprende, en definitiva, la manera de ser y de actuar de un Luis Enrique al que deseamos el mayor éxito del mundo porque sería el éxito del fútbol español, al que vemos necesitado de muchas cosas. Y entre ellas, de las simpatías, fidelidad y amor de los aficionados, que es tanto como decir de la España futbolística. Pese a tantas piedras en el camino.