Esto parece funcionar. Cinco victorias consecutivas no las recordamos ni los más viejos del lugar. Y la euforia consiguiente es comparable a las buenas rachas ... del equipo, como los ascensos y, claro, la Champions (salvando las distancias). Pero cuidado que esta Liga es muy larga y los posibles altibajos de Pellicer y sus jugadores pueden influir en el estado de ánimo general. Sin ir más lejos, el domingo tuvo que sufrir el equipo… y los aficionados para ganar al San Fernando, lo que en modo alguno debe afectar en el próximo encuentro con el Recreativo de Huelva si los malaguistas siguen dando la talla.
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El fútbol es mucho más que veintidós jugadores y un solo balón para todos ellos. Hay quienes dicen que es un sentimiento y tal vez tengan razón; no puede entenderse de otra manera que tras una temporada horrenda, la pasada, haya superado ya, y con cifra récord, el número de abonados del club. Y no sólo eso, es que los aficionados malaguistas han recuperado el apasionamiento por seguir al equipo allá a donde vaya, por si no fuera bastante abarrotar La Rosaleda. Es como volver al pasado en una reacción de puro malaguismo. Esa misma actitud que hay que seguir reclamando a entidades, empresarios y demás cuando tan necesario es meter el hombro en la resolución del conflicto con el maligno jeque de Doha.
Es importante que el Málaga ascienda esta temporada y la próxima, en Segunda, pueda recobrar su autonomía en busca de objetivos más ambiciosos con la categoría de nuestra ciudad. Estoy convencido de que el desplazamiento a Huelva va a ser tan multitudinario como el de Linares. Que el equipo se sienta respaldado en el que va a ser el partido más difícil de los disputados hasta ahora. Y si el Málaga pretende ascender (es su gran objetivo), ganar es ineludible. De no ser así sería como volver a empezar. Pero siempre con una masa seguidora que no se rinde.
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