El Málaga cuenta ya con 22 jugadores con contrato para la próxima temporada

La conclusión es que el Málaga, con Loren Juarros al frente de la dirección deportiva, demuestra que en esta nueva etapa tras el descenso a Primera RFEF quiere asentar un proyecto continuista y evitar el trasiego de cientos de jugadores que han pasado por el club en los últimos cuatro años, desde aquel ERE en el verano de 2020, cuando fueron despedidos la mayoría de la plantilla por su grave crisis económica y que fue un hito. Desde entonces la entrada y salida de futbolistas ha sido constante, creando una inestabilidad que tuvo consecuencias fatales.

Pero esta situación actual, con tal nómina de contratos, también plantea sus complicaciones porque el margen de acción para retocar la plantilla la próxima campaña se reduce drásticamente. Se puede generar un 'overbooking' difícil de manejar en cualquier escenario, siendo el más deseado el del ascenso a Segunda. En este caso sería un bendito problema hablar de cesiones de jugadores o incluso de algunas rescisiones en el caso de necesitar dar un salto de calidad, porque los recursos económicos se multiplicarán.

Lo que queda claro ahora es que se quiere ser continuista después del borrón y cuenta nueva del verano pasado, cuando tras el descenso del fútbol profesional la mayoría de los jugadores tenían cláusulas liberatorias y entonces el Málaga tuvo que volver a recomponerse sobre una base de efectivos muy reducida. Y el arquitecto de esta última reconstrucción, Loren Juarros, siempre ha tenido claro que su objetivo debía ser volver a darle estabilidad al Málaga para generar un ambiente más saludable y natural, lejos de artificios e imposturas. Primero montó una columna vertebral con jugadores de cierta experiencia a los que les propuso un proyecto sólido con contratos de entre dos y tres años para rendir con tranquilidad y confianza en el equipo blanquiazul. Con la premisa de crecer de la mano de un deseado ascenso del Málaga.

Una vez montado este chasis fundamental, la dirección deportiva malaguista se enfocó en apostar por el talento joven aprovechando el hecho de haber caído en una competición menor, donde los canteranos prácticamente pueden seguir con su 'mili' en casa. Empezaron entonces los movimientos para mejorar las condiciones de sus promesas de futuro. El club dobló el sueldo de Roberto, que se había quedado muy descompensado, y a mediados de diciembre firmó cinco renovaciones de una tacada: Carlos López, Murillo, Moussa, Dani Lorenzo y Haitam.

El mensaje es claro: la cantera es la piedra angular, la toma a tierra del proyecto. Y ya se apuntaban a otras renovaciones, pero la llegada del mercado de fichajes y la exigencia de reforzar la plantilla de cara a la segunda vuelta del campeonato puso en pausa otras negociaciones, entre ellas la de Larrubia, que este lunes firmó su tercera renovación desde que debutó en el primer equipo en 2020. Es una de las ampliaciones de contrato más especiales porque es un jugador con gran arraigo, que lleva desde alevín en el club. Este martes, al mediodía, expresará lo que siente tras esta renovación en una rueda de prensa.

Al margen de entender que la exigencia es volver al fútbol profesional lo antes posible, el burgalés defiende la importancia capital de cuidar el producto autóctono y garantizar su continuidad, tanto para obtener rendimiento deportivo como económico. En este sentido, el Málaga también tiene todavía más renovaciones pendientes. Hay conversaciones avanzadas con Kevin, que termina contrato el próximo junio. Y luego está el reto de mejorar las condiciones de Roberto, que aunque tiene vinculación hasta junio de 2025, está rompiendo los esquemas, siendo el jugador más destacado del equipo y el máximo goleador. También se tiene pensado mejorar los contratos de Izan Merino y Aarón Ochoa, entre otros.