El Málaga, ni contención ni recursos ni gasolina
Fue siempre a remolque, naufragó en el centro del campo, apenas generó peligro y se le vio sin chispa, incapaz de nuevo de remontar
El Málaga siempre fue a remolque. Que el Fuenlabrada ganara el partido gracias a un gol de penalti (marcado en el minuto 11) es una ... simple anécdota, porque dominó a sus anchas en el centro del campo aprovechó el naufragio del equipo blanquiazul, sin contención, expuesto en innumerables pasillos interiores y sin capacidad ni para frenar el poderío físico del medio punta Nteka ni para generar ocasiones.
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Belman recordará para toda la vida la plácida tarde en que por primera vez pisó el césped de La Rosaleda para vivir la sensación de su padre, este tres décadas atrás, de defender las porterías del estadio de Martiricos. El Málaga nunca intimidó y sólo se dejó ver en un centro de Cristo en el minuto 64 en el que Caye Quintana, como casi siempre, no ajustó el punto de mira. El cancerbero alicantino apenas tuvo trabajo.
Pero, más allá de su inoperancia ofensiva –con Rahmani y Joaquín sin culminar una sola jugada, mal en los controles y sin desborde–, el Málaga entregó el partido en el centro del campo. Ahí fue siempre claramente inferior a un rival muy físico que además tuvo un futbolista que ejerció un dominio abrumador en todas las facetas entre líneas, Nteka. Nadie pudo con él por alto (ni los centrales ni Escassi) y además el francés generó pasillos para que los extremos visitantes irrumpieran con comodidad en diagonal.
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Un penalti polémico y un juego inoperante llevan a la derrota
Los problemas en la medular, con futbolistas lesionados (Benkhemassa, Luis Muñoz y Jozabed, este ocultado por el club desde el viernes) o mermados (Escassi y Cristian), pasaron demasiada factura. De salida el Málaga jugó con dos puntas, pero hasta que se rozaba la media hora Caye Quintana fue en realidad un interior, junto a Ramón, en el ya habitual 4-1-4-1. Después se pasó a un 4-4-2 tan previsible como ineficaz, experimento que duró hasta el descanso, cuando Scepovic se quedó en el vestuario tras pasar totalmente inadvertido. El serbio no tuvo una sola opción de remate.
La realidad es que el Málaga, lastrado además por un penalti de Caye –una absurda mano de esas que se penalizan en el 'nuevo fútbol'–, estuvo noqueado toda la primera parte. Incapaz de robar en campo contrario (porque su presión fue inexistente), se hizo un equipo muy 'largo' y en el que Escassi, también justo de entrenamientos, se vio siempre demasiado expuesto. Sin contención, los centrales y los laterales estuvieron apurados una vez tras otra. Sólo el desacierto de Mula y las intervenciones de Dani Barrio evitaron un mal mayor. En la recta final del primer periodo, ya con el 4-4-2, no se produjo el deseado cambio de tendencia y hasta el medio centro Ciss volvió a poner a prueba al portero asturiano en una transición sin la más mínima respuesta malaguista.
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También pasaron factura los problemas en el centro del campo, con tres bajas por lesión y Escassi y Cristian mermados
Tras el descanso, con un doble cambio y el paso a un 4-2-3-1 con Rahmani como segundo punta, el Málaga tampoco ofreció síntomas de mejoría. Sólo algunas apariciones de Jairo y poco más. Ramón, de nuevo perdido en pases intrascendentes que nunca superan líneas (máxime ante un rival replegado), fue cada vez a menos, aunque la entrada de Cristian de nuevo sirvió para poco. Este desperdició demasiados minutos y sólo se asomó a la frontal en la recta final, con un disparo que iba a puerta y desvió Ciss (aunque el árbitro dio saque de puerta).
El Málaga nunca estuvo en el partido. A remolque de principio a fin (porque se tambaleaba cada vez que el Fuenlabrada merodeaba el área local), volvió a ser incapaz de remontar un partido y, lo más preocupante, dio la sensación de tener también poca gasolina.
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