El Málaga aprende a sufrir fuera de casa
Aunque sigue lejos de ofrecer su mejor versión como visitante, esa que sí luce como local, en Valladolid ganó confianza para próximas salidas
No hay duda de que el Málaga tiene una gran asignatura pendiente esta temporada, y esa no es otra que ser capaz de mantener su ... esencia también cuando juega lejos de su estadio. Esto no lo ha podido demostrar todavía, viéndose siempre condicionado por el rival de turno y sus circunstancias cuando juega fuera. El contraste es tal entre su versión de conjunto local y la de visitante que da la sensación de ser un equipo cambiado, mucho más vulnerable, cuando no está al calor de La Rosaleda.
La vuelta del público a los estadios ha devuelto el 'factor campo' a la competición, algo que se perdió con las gradas vacías (de hecho, el Málaga sorprendió la temporada pasada por sus notables resultados a domicilio y que fueron claves en una tranquila permanencia), pero esta campaña se está viendo demasiado condicionado por este aspecto, al sumar tres derrotas y dos empates en los partidos que ya ha jugado como visitante. Una dinámica que debe corregir urgentemente si quiere pelear por estar en la zona noble de la categoría.
Por el momento, el Málaga presentó una considerable mejoría en su visita al José Zorrilla, donde sacó un empate con mucho sufrimiento. Esta vez sí logró rentabilizar la ventaja de adelantarse en el marcador en la primera parte, algo que se le hizo imposible ante el Sporting en El Molinón, donde además estuvo con un jugador menos durante casi todo el encuentro. En Gijón y en Valladolid demostró que tras la humillación que padeció en su visita a la Ponferradina, donde se llevó una derrota clara y por goleada (4-0), ha aprendido a saber sufrir.
Presenta una gran mejoría a nivel de concentración y de capacidad física tras la debacle sufrida en el campo de la Ponferradina
La lectura más positiva del empate contra los de Pucela fue precisamente esa, la de ver a un equipo con un mayor grado de madurez para gestionar momentos de partido de alta tensión. Esto se comprobó sobre todo en la primera mitad, cuando logró parar el diluvio local a base de concentración y buena colocación. Así fue agotando poco a poco los arreones de un Valladolid extramotivado por su necesidad de demostrar con hechos su condición de ser el segundo mayor presupuesto de la categoría.
El planteamiento conservador del entrenador, José Alberto, funcionó gracias a ese tesón que mantuvieron durante todo el partido para frustración constante del rival, que aun así marcó el ritmo en la mayoría de los tramos del encuentro. De ahí que el sabor de esta última salida siga siendo agridulce para los malaguistas, que se vieron otra vez incapaces de mandar.
Evolución física y mental
Es cierto que el Málaga contaba con varias bajas clave y que el once titular era el más experimentado posible entre los que se encuentran en la lista de posibles titulares, pero no es la meta a seguir más allá de la confianza que sí ha generado haber podido aguantar un partido de máxima exigencia a nivel físico y mental. No fue tampoco sencillo aguantar el ambiente de crispación que transmitía la grada en el estadio blanquivioleta. Fue el primer encuentro de la temporada con tanto público en las gradas, casi 15.000 personas, y eso también se sintió sobre el césped para ambos equipos.
Los próximos partidos fuera de casa, que son ante el Huesca y el Oviedo, determinarán si esta línea de mejoría se mantiene y la confianza o autoestima que recibieron los jugadores del Málaga en Valladolid derivará en un equipo más seguro de sí mismo fuera. De momento, los futbolistas blanquiazules han dado un paso adelante tras el durísimo varapalo que se llevaron en El Toralín hace unas semanas. Tomó buena nota la plantilla de aquella tarde y se conjuró para que no se vuelva a repetir algo parecido.
En general, la percepción que han transmitido algunos de los miembros del vestuario ante esta situación es una mezcla de optimismo y ganas por afrontar el siguiente reto, en El Alcoraz. Aunque antes deberán hacer bueno el punto conseguido en Valladolid con una victoria ante el Zaragoza en La Rosaleda, donde todavía no ha perdido. De esta forma podrá cumplir con la 'media inglesa', expresión que solía emplear Joaquín Peiró y que consiste en ganar los partidos de casa y conseguir al menos un empate fuera para lograr una cifra de puntos para mantenerse en la zona alta.
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