Esteban Vigo no pierde la esperanza de entrenar al Málaga algún día

Revive aquellos años en los que ocupó el banquillo del Málaga. Fue uno de los protagonistas del ascenso a Segunda tras la refundación, en la temporada 1997-98. «Tengo relación con Sergio Pellicer, que fue jugador mío en el Cádiz. Hemos hablado y hemos analizado cosas. Revivo muchos momentos porque estábamos en esa categoría. Espero que se recupere pronto la esencia de lo que es el Málaga y que no se hagan más disparates. Creo mucho en Pellicer, refleja en el juego que tiene el sentido colectivo por encima de la individualidad. Falta algún detalle en lo económico para ser decisivo, por encima de otras plantillas. Todos tenemos la experiencia y creo que el que viene de abajo hacia arriba suele tener alguna ventaja. Tengo plena confianza en los jugadores, Sergio Pellicer y su cuerpo técnico. Encuentro similitudes entre este equipo y el mío. No hay que perder el espíritu de Segunda B. Siento que sigue presente», redondeó el de Avilés.

Esteban Vigo, o 'Boquerón' Esteban, dio las gracias por la invitación, además de mostrarse encantado de pasar por Málaga siempre que su agenda se lo permita. El Málaga le dio la oportunidad de ser futbolista, luego voló rumbo a la ciudad condal para regresar, años más tarde, al equipo de su tierra, que entonces estaba en Segunda. «Fue un gesto que el club se merecía por la oportunidad que me dio. Fuimos capaces de meter al equipo y a la ciudad de nuevo en Primera. Fue muy bonito». De su primera época resalta el momento de su debut, y de su segunda etapa, aquel ascenso que se selló a cinco jornadas del final de la Liga. Asegura seguir al Málaga en la medida de sus posibilidades. «Me gusta más el fútbol en directo que por televisión. Intento venir cuando puedo. Quiero estar el domingo en La Rosaleda». Pidió unión a la prensa y destacó su importante papel en el devenir del equipo. Y también se refirió a la cantera: «El Málaga ha destacado siempre de los jugadores que han salido de la cantera y que han sido traspasados. Ha sido así. No ha tenido capacidad de retenerlos». Y para concluir, afirma que no pierde la esperanza de sentarse en el banquillo del equipo como entrenador: «Espero que sea dentro de mucho tiempo. A ver si Pellicer puede durar mucho más».

Javi Gracia, uno de los entrenadores más queridos de la historia reciente del Málaga, empezó refiriéndose al momento en el que se despidió del malaguismo, allá por el 2016. «Las despedidas suenan a veces vacías, pero era la verdad y era lo que sentía. Profesionalmente nunca sabes lo que va a pasar y sabía que iba a volver por aquí. Mi familia en ese momento no estaba contento con esa decisión de marcharme, pero era lo que profesionalmente tocaba. Estoy un poco sorprendido, porque si vamos a hablar de la historia del Málaga tiene que haber gente que sepa más que yo. Yo puedo hablar de mi historia, de mis dos años. Encantado de que el Málaga cuenta conmigo dentro de mis disposición, y gracias a Dios ahora mismo puedo». Su peor recuerdo como malaguista fue su despedida, y el mejor fueron sus jugadores. «Disfruté mucho de esos dos años, pese a que hubo problemas y altibajos. Dicen que las notas se dan en junio y los objetivos se cumplieron. Se consiguieron resultados y se hizo de una forma en la que la afición se sintió orgullosa y representada por el equipo», dijo.

Uno siempre tiene recuerdos de los sitios en los que ha estado. Él, dice, se siente un afortunado. «Mis experiencias personales siempre han sido buenas. La más desagradable para mí fue la que viví en mi tierra, en Pamplona, que fue la que más ilusión me hacía. En Málaga se dio un equilibrio muy bueno», contextualiza. Se quedó cerca de meter al equipo en Europa, con un noveno y un octavo puesto en la Liga, y también de entrar en las 'semis' de la Copa del Rey. «Me acuerdo del gol que nos anularon en San Mamés, en los cuartos de final de la Copa. A nivel local me dolió que se criticase más al equipo y a los jugadores que a ese gol anulado, que estuvo mal anulado. Sentí frustración. Fue una oportunidad perdida. También me dolió que los jóvenes fueran saliendo, porque se pudo haber construido un muy buen equipo», apunta sobre aquella camada de futbolistas que demostró dar la talla en Primera.

Fue compañero de Loren Juarros en la Real, para quien sólo tuvo palabras de cariño. «Era el capitán y quien marcaba un poco el camino. He tenido siempre muy buen concepto de él. Ojalá que las cosas le acompañen para que su trabajo salga bien». Ha estado en La Rosaleda alguna vez este año y se mostró sorprendido y encantado de que la afición siga arropando al equipo incluso en esta situación tan anómala, fuera del fútbol profesional. «Voy a apoyar a Sergio Pellicer, que ojalá esté muchos años aquí», dijo cuando fue preguntado por un hipotético regreso al banquillo del campo de Martiricos.