Los dioses de la pelota hicieron justicia
Ya estamos en paz. Desde el 9 de abril de 2013 los dioses de la pelota nos debían una muy gorda. Aquella noche el Málaga ... vio cómo le robaban de forma escandalosa su paso a las semifinales de la Champions. El 22 de junio de 2024, 11 años y 2 meses después, en Tarragona, se hizo un milagro. Ya se adelantaba en La Rotonda en la edición del sábado de SUR: Roberto (y después Manu Molina y otros compañeros) habían ido a ver al Cautivo, a pedirle su intercesión. Y aquí puede fallar todo el mundo, absolutamente, menos el Señor de Málaga.
Porque fue un milagro. A apenas unos minutos del final del partido, tras un bache difícilmente explicable, el Málaga perdía por 2-0 y todo estaba ya visto para sentencia, pero una vez más la antideportividad de los algunos aficionados tarraconenses y de varios de sus jugadores lo han pagado caro. Se equivocaron con la treta que en La Rosaleda intentó uno de sus jugadores metiendo una pelota en el campo, y que sin embargo valió el primer gol malagueño. Y lo pagaron con la manía de esconder los balones, de tirarse al suelo y de hacer todas las tretas posibles para perder tiempo, porque si en el minuto 107 perdíamos 2-0, en el descuento por las trampas referidas, se empató. Un final de infarto. Un ascenso para la historia. Una gesta dramática que nadie esperaba cuando en el minuto 93 se encajaba el segundo tanto.
Y es que el Málaga se descompuso cuando menos se esperaba, porque controlaba el partido y tras la expulsión de Nacho (sólo en esta categoría se permite que un jugador entre con la dureza que él lo hace), todo parecía encarrilado, pero no, para nada... Inexplicablemente los locales sacaron fuerzas de flaqueza y no marcaron un gol, no, sino dos. Pero el fútbol tiene esa grandeza, y el Málaga se recompuso cuando nadie lo esperaba tampoco. En Dortmund en dos minutos perdimos la gloria (nos la robaron), y en Tarragona en el último suspiro, un chavalito de la cantera nos elevó a ella. Ya estamos en Segunda. Ahora, a Primera. ¡Ambición, por favor, que Málaga lo merece!
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